Las
guaraperas de Cuba en vías de extinción
José Izquierdo, Grupo Decoro
GUINES, diciembre (www.cubanet.org) - Qué cubano de los que ya peinan
canas no se deleitó, bajo el intenso calor del trópico, con ese
refrescante jugo extraído de la caña de azúcar, y que se
podía adquirir al módico precio de 5 centavos el vaso, en miles de
trapiches artesanales que operaban a lo largo y ancho de la Isla antes de 1959.
Hablar de guarapo en Cuba es como mencionar las famosas Mc Donalds
norteamericanas o el célebre vodka ruso, el mate argentino, el tequila
mexicano o la chicha peruana.
Pero las guaraperas, como se les conoce popularmente, han desaparecido casi
en su totalidad. Es raro ver actualmente un lugar donde vendan esta deliciosa y
refrescante bebida. Por ejemplo, en Ciudad de La Habana no llegan a veinte los
establecimientos estatales que ofertan guarapo. Sólo los campesinos
privados garantizan el mantenimiento de sus trapiches, aunque el precio del vaso
de jugo cuesta 50 centavos.
La justificación dada a la escasez de guaraperas en la capital
cubana, según especialistas del comercio interior, se debe al déficit
de materia prima por la caída de la producción cañera en
provincia La Habana, principal suministrador de caña a las guaraperas.
Analistas independientes opinan que la ausencia de trapiches estatales en
Ciudad de La Habana es producto de la ineficiencia en que se encuentra sumido el
sector comercial cubano, pues antes de la llegada del llamado "período
especial", había 150 guaraperas en la capital cubana.
Otro tanto sucede en el interior del país. En regiones con tradición
en la producción de azúcar como Güines, Melena del Sur y
Quivicán, no se vende guarapo. Directivos del comercio y la gastronomía
alegan no contar con un suministro estable de caña por parte de la
agricultura para mantener funcionando las guaraperas.
Sólo en los mercados agropecuarios, donde los campesinos privados
acuden a vender sus productos, existe una oferta continua de guarapo. Allí,
todo un consorcio de intereses se engrana para que vecinos y transeúntes
disfruten de la bebida, seguros de la limpieza y el buen trato de un personal
que trabaja en pos de garantizar el buen funcionamiento de estos pequeños
negocios particulares.
Oremos entonces porque estos establecimientos no corran la misma suerte de
la industria azucarera nacional, llamada a desaparecer por los designios de
quienes poco aportan a la prosperidad y bienestar del país.
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