La soberanía
popular
Armando Soler
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - La reciente entrega del premio
Sajarov por el Parlamento Europeo al líder opositor Oswaldo Payá
Sardiñas, proporciona una nueva dimensión a la lucha por los
derechos humanos en Cuba. Nunca antes el mensaje de un disidente, surgido del
pueblo, tuvo tanta connotación para la causa de la nación. La
distinción otorga categoría protagónica a la sociedad civil
cubana en la determinación de los destinos de nuestro país. El
Proyecto Varela, su expresión más conocida, adquiere nuevo impulso
y vigor.
En sus palabras ante el cónclave europeo Payá Sardiñas
define como pacífica la lucha por el pleno ejercicio de los derechos
fundamentales de los cubanos. Establece una categoría capital al
desestimar la tradición de métodos violentos que han trastornado
la historia de la Isla por muchos años, con nefastos resultados. Al
precisar el cambio pacífico como única solución, el
dirigente opositor identifica, de manera definitiva, la verdadera incorporación
de la nación cubana al siglo XXI.
La sociedad civil, aún débil, pero más firme en sus
propósitos de cambio, enfrenta difíciles obstáculos. Frente
a ella se yergue un régimen caduco, carcomido por la corrupción,
el fracaso económico y social, atrapado en una inercia que en nada se
identifica con los deseos populares. La violencia y el odio son su lema. Los
recientes acontecimientos de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara
demuestran que al régimen cubano no lo limitan las fronteras nacionales.
Son de temer acciones violentas desesperadas contra los protagonistas del
cambio. Acuden a la memoria asesinatos políticos como el de Benigno
Aquino, en Filipinas.
Por otra parte, el contexto internacional presiona y evoluciona. De ágil
evolución, basado en la liberalización de mercados, la consolidación
de bloques económicos, la democracia y la libertad, no es el escenario
donde el actual régimen cubano se encuentra cómodo. A pesar de la
realidad circundante, no hay signos visibles de propósitos de cambios en
la cúpula gubernamental. Sin embargo, la sociedad civil cubana no está
dispuesta a seguir esperando.
Por distintas vías las iniciativas civiles son conocidas por la
población. Proyectos como el Varela, auspiciado por Payá; la
Asamblea para la Sociedad Civil, que preside Marta Beatriz Roque; el recién
iniciado para el trato humanitario a los presos, del Dr. Oscar Elías
Biscet, o el proyecto de sociedad civil de la Corriente Socialista Democrática,
que dirige Manuel Cuesta Morúa coinciden en pronósticos y metas:
que el pueblo tome en sus manos su propio destino.
El exilio reconoce como centro de los cambios al pueblo de la Isla. Esta
coincidencia que tanto beneficia a Cuba, invita a un trabajo más estrecho
y coordinado de todas las tendencias. Las diferencias no son irreconciliables.
La soberanía popular es la meta.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|