Muere por
negligencia un recluso en el Combinado del Este
LA HABANA, 19 de diciembre (Claudia Márquez Linares, Grupo Decoro /
www.cubanet.org) - "Alrededor de las seis de la mañana del sábado
23 de noviembre falleció agonizando entre la asfixia, la hiperpirexia y
espantosas convulsiones, el recluso Vidal Caerencio de la Hoz Ávila, de
37 años, después de una cruel y dilatada demora por parte de los
militares en conducirlo al puesto médico" -escribe el preso político
y de conciencia Jorge Luis García Pérez (Antúnez), en una
misiva con fecha del 25 de noviembre dirigida al ex preso político y de
conciencia Héctor Palacios Ruiz.
Desde el edificio No. 3 del presidio Combinado del Este, prisión de máxima
seguridad, Antúnez narra cómo las autoridades, tanto militares
como médicas, hicieron caso omiso de las quejas de Vidal Caerencio de la
Hoz, quien desde la noche anterior a su muerte se quejaba de disnea aguda,
taquicardia y cefalea. Cuando llegó finalmente al Hospital Nacional de
Reclusos, falleció minutos después. Las autoridades carcelarias
han manipulado los hechos, manifestando que la muerte se debió a la "autoingestión
de barbitúricos con intención de drogarse".
Continúa Antúnez su denuncia: "La realidad es bien
distinta, pues de haber sido atendido con la prontitud requerida se hubiese
salvado su vida, la que lamentablemente perdió como consecuencia de la
negligencia e insensibilidad humana de quienes demagógicamente abogan por
la justicia social y el derecho a la vida".
De la Hoz Ávila deja tres hijos pequeños. Residía en
Calle 7ma., reparto Lafán, municipio San Miguel del Padrón, Ciudad
de la Habana.
Antúnez agrega que el preso político Santiago Padrón
Quintero está presentando serios problemas de salud, entre los que se
destacan los dermatológicos y la dificultad para ingerir los alimentos,
ya que carece de sus piezas dentales y no dispone de recursos para una prótesis.
Padrón Quintero tiene 60 años y desde su arresto hace 2 años
no se le ha realizado vista oral ni cuenta tan siquiera con petición
fiscal.
Antúnez sigue denunciando las condiciones de la prisión donde "las
bases de los edificios continúan siendo verdaderos pantanos de agua fétida,
idóneos criaderos de mosquitos, cucarachas, ratones y otros vectores e
insectos, cuya cantidad amenaza seriamente la salud y la vida de los reclusos".
Con relación a la alimentación, puntualiza: "Cada día
que pasa es más crítica, la cantidad que se oferta es reducida en
extremo y su pésima elaboración y mal estado provocan náuseas.
Resulta penoso cómo muchos reclusos canjean sus pocas pertenencias y artículos
por algún alimento adicional con que mitigar el hambre".
Antúnez relata que un militar le dijo a una enfermera: "A ese
negro contrarrevolucionario de Antúnez que nos siga denunciando y
formando cabecitas de playa, que con la historia clínica o sin ella lo
atendemos si nos da la gana. Si es por nosotros, que le salga un cáncer
en los pulmones para mandárselo a su hermana para Placetas en una caja de
pino".
Por razones de seguridad, Antúnez ha ocultado la fuente que escuchó
las opiniones del militar.
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