Las papas de
la risa
Adrían Leiva Pérez, Grupo Decoro
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - Ocurren cosas en Cuba que para
creerlas hay que vivirlas. Los cubanos residentes en la capital del país
estamos recibiendo, como parte de los productos de la llamada "canasta
familiar de alimentos", media libra de papas por persona este mes de
diciembre, a través de la libreta de productos alimenticios.
En las diferentes unidades de comercio se pueden escuchar críticas al
gobierno, y no faltan las expresiones humorísticas, nada extraño
entre cubanos que, a través del humor logran sortear las adversidades de
la vida cotidiana.
El Ministerio de la Agricultura no ha sido capaz de garantizar a la población
una venta estable y variada de productos agropecuarios en el sistema de
racionamiento. La papa es casi el único producto que los habaneros
reciben de forma estable por la libreta, ya que sólo en raras ocasiones
se distribuyen pequeñas cuotas de otras viandas, como el plátano
burro y el boniato.
Los cubanos residentes en el resto de las provincias tienen que enfrentar
una situación más crítica, ya que es política del
gobierno priorizar los escasos recursos existentes en la capital del país.
Como alternativa, se puede comprar en los mercados agropecuarios donde
concurren otros sectores de la producción agrícola, además
del estado. Pero allí los precios son astronómicos para el
bolsillo del trabajador. Si un cubano destinara su salario mensual promedio a la
compra de alimentos en estos mercados, sólo podría adquirir
productos para una semana.
Cuando fui a comprar la cuota de papas correspondiente a mi hogar, y luego
de hacer una cola que duró 35 minutos, pude escuchar las opiniones de los
clientes.
- Esto es una falta de respeto. Para vender media libra mejor que no vendan
nada.
- Señores, esto se está poniendo cada vez peor. Ya no hay ni
papas.
Estos comentarios terminaban casi siempre en un chiste que provocaba la risa
de los que esperábamos la hora de comprar la magra ración de
papas. Siempre con el temor de que el tubérculo se acabara antes de
llegar al mostrador.
Un cliente que vive solo no necesitó envase para llevarse sus papas.
Una vez compradas, las tomó en una sola mano y comentó:
- Estas dos papas en vez de puré, lo que dan es risa.
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