Continúa
arrestado Biscet junto a otros seis resistentes cívicos
LA HABANA, 10 de diciembre (Fara Armenteros, UPECI / www.cubanet.org) - El
ex prisionero de conciencia Oscar Elías Biscet continúa arrestado
junto a otros seis resistentes cívicos en una estación policial de
la capital cubana, luego de protagonizar un acto de desobediencia civil que
oficiales de la Seguridad del Estado finalizaron por la fuerza.
Los hechos sucedieron en la tarde del 6 de diciembre en la Avenida de Acosta
entre Novena y San Francisco, en la barriada capitalina de Lawton, cuando Biscet
y varios activistas se sumaron a la protesta que desarrollaban algunos miembros
del Movimiento Opción Alternativa (MOA), quienes le reclamaban a unos
agentes de la policía que le habían violado sus derechos
inalienables.
Los activistas del MOA iban a participar en una conferencia sobre derechos
humanos planificada para efectuarse en el Club de Amigos de los Derechos Humanos
que fundó recientemente Biscet, pero los gendarmes les impidieron el
paso.
Fue entonces que Guido y Ariel Sigler Amaya, Yoenisy y Iosvany Junco Sardiñas,
Julián Martínez Trujillo, Juan Francisco de la Torre Riqueijo,
Enrique Pérez Hernández, José Antonio Pérez Morelly
y Justo Sierra Silva iniciaron la protesta exigiéndoles a los policías
su libertad de movimiento.
Al llegar Biscet y los demás activistas, la protesta se acentuó
y la policía política comenzó a usar la violencia.
"Dieron golpes a trocha y mocha", reveló una residente de
la zona, quien agregó que los vecinos le gritaban ¡Abusadores! a los
funcionarios.
"Gentes de los cuatro puntos cardinales fuimos a ver lo que pasaba. No
nos acercamos por miedo, y porque no sabíamos qué sucedía",
declaró otra mujer que estaba sentada en un portal cerca del sitio donde
se produjo la acción represiva.
Por su parte, Olga Ibarra Hechevarría, esposa de uno de los
arrestados, Raúl Arencibia Fajardo, y testigo de los hechos, expresó:
"¡Fue lo nunca visto! Jamás pensé que la policía
golpeara a las personas de esa manera".
La mujer añadió: "Los hermanos Guido y Ariel Sigler Amaya
se tendieron en la calle en protesta porque los arrestaban arbitrariamente, pero
a Guido lo levantaron en peso, lo lanzaron contra el césped al otro lado
de la calle y allí le dieron golpes y patadas. ¡Fue horrible! A su
hermano también le dieron golpes y patadas".
La señora Ibarra recuerda otras escenas violentas: "Vi como
sujetaban a uno que vestía un pulóver, mientras otro le daba
golpes en la cara. A mi esposo y a Biscet también les dieron".
"En medio de aquella situación tan terrible -apunta Ibarra con lágrimas
en los ojos- Raulito y Biscet me gritaban que entrara, tratando de protegerme".
Al preguntarle a Ibarra cuál fue la actitud de sus vecinos, ella señaló:
"Unos no salieron, otros le gritaban a los policías ¡Abusadores!
Los menos se pusieron de parte de la policía. Éstos quieren
justificarse ahora y me dicen que no tienen nada ni contra Raulito ni contra mí".
Pero, ¿y por qué te gritaron?
"Dicen que para que no los confundieran con los de los derechos humanos",
contestó Ibarra.
Hasta el momento, diez de los 17 arrestados han sido puestos en libertad. A
cada uno de ellos le impusieron una multa de 30 pesos por desorden público,
y también les levantaron un acta policial de advertencia. Con tres de
ellas le pueden radicar una causa por peligrosidad social en cualquier tribunal
del país, lo que podría implicar varios años de cárcel
según las leyes vigentes.
Junto a Oscar Elías Biscet siguen arrestados los hermanos Ariel y
Guido Sigler Amaya, Raúl Arencibia Fajardo, Enrique Pérez Hernández,
Virgilio Marante y Luis Orlando Zapata.
Todos ellos se encuentran en los calabozos de la estación policial
ubicada en Avenida de Acosta, en el municipio Diez de Octubre de esta capital.
Cuando se le preguntó el nombre y la dirección a una de las
residentes de la zona que presenció la agresión de la policía
política a los activistas de derechos humanos, ella dijo: "¿Usted
está loca? Con lo que vi, no estoy dispuesta a que me caigan a bastonazos
y que me suban a la fuerza en un carro patrullero. ¿Sabe cuántos
carros había? Siete. Y llegaron sonando las sirenas como si fueran a
apagar un fuego. Mejor me voy de aquí... no vaya a ser que vuelvan a ver
mucha gente. ¡Va y se creen que tenemos una reunión!"
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|