Stimmung y
Haltung en Cuba
Jorge Alberto Aguiar Díaz, Grupo Decoro
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - Hace unos días un amigo
escritor me recordó las palabras de Joseph Goebbels, ministro de
propaganda del Tercer Reich: "No hablamos para decir algo sino para obtener
cierto efecto".
A propósito de esta sentencia de Goebbels pudiéramos
preguntarnos, ¿qué opinan los cubanos de las marchas multitudinarias
frente a la Oficina de Intereses de los Estados Unidos, o de las llamadas
Tribunas Abiertas que todos los sábados se convocan en un municipio
diferente para gritar consignas y declamar fervorosos poemas?
Pudiéramos preguntarnos por cualquier ejemplo, pasado o reciente,
donde el gobierno acude a las grandes movilizaciones, suspende la programación
habitual de la televisión para transmitir el desfile victorioso de un
pueblo sacrificado, y donde los músicos cantan loas y lloran a los mártires.
¿Qué cuál es la opinión de los ciudadanos? ¿Pero,
quién se preocupa, y hasta dónde, por los comentarios de la gente?
¿Al gobierno le interesa realmente lo que el pueblo dice o piensa?
El pueblo desfila, vocifera la consigna de moda, llora de emoción,
aplaude, acude a las urnas, en fin, se moviliza; o para decirlo con más
precisión, es movilizado. Esto de por sí es suficiente para el
gobierno, y mucho más importante que la opinión de los ciudadanos.
Para ser consecuentes con el pensamiento de Goebbels diríamos que lo
importante es que el gobierno logra un efecto, y lo dramatiza, lo publicita, lo
propaga, lo hace verosímil aunque no sea verdad.
Y no es verdad porque sabemos que la mayoría del pueblo asiste a las
movilizaciones por miedo, inercia, desinformación, e intereses de todo
tipo. Sin obviar, por supuesto, cierto placer que siente la masa al ser
convocada, saberse dirigida, y poder gravitar entonces sobre un centro
-identificación sicológica y seguridad emocional. En fin, cierto
placer en ese miedo por la libertad, que resulta contradictorio, del que habló
Erich Fromm, o la actitud masoquista del hombrecito-masa descrita por Wilhelm
Reich.
Sabemos también que la propaganda, el adoctrinamiento, y la
desinformación son los métodos preferidos por el gobierno cubano
desde hace 43 años. Y desde el caso del niño Elián dichos métodos
se han ido perfeccionando para la manipulación, sutil o no, de la mayoría
del pueblo; Pero, sobretodo de la juventud universitaria, o intelectual, en términos
generales.
Son los métodos -algunos de ellos- con que el gobierno cubano
construye sus ficciones. Recordemos que la ficción no es una mentira
sino que, como apuntara Mario Vargas Llosa, es "la verdad de las mentiras".
En ese pacto ficcional el gobierno logra lo que quería Goebbels: un
efecto
¿Adónde nos lleva esta reflexión que puede parecernos a
primera vista incoherente?
Goebbels fue un viejo zorro y nos obliga a dar ciertos rodeos.
Lo significativamente importante es lograr un efecto. Como en el cantinfleo,
donde no entendemos nada de lo que dice Cantinflas, pero él logra su propósito:
hacernos reír.
Joseph Goebbels -no podemos olvidar su cargo de ministro de propaganda de
Hitler- habló de la Stimmung, o moral y opinión de la gente acerca
de la política; y habló del Haltung, que sería algo así
como la conducta de los ciudadanos hacia la política.
Es decir, la Stimmung podía estar baja, ser incluso adversa al
gobierno; pero, si el Haltung era alto, leal, no había, entonces, nada
de que temer. El Führer podía dormir en paz.
Un gobierno no construye sus ficciones únicamente con la Stimmung
sino también, y sobre todo, con el Haltung. Por esta razón son
imprescindibles las marchas multitudinarias, el consenso a través de la
propaganda, la desinformación generalizada, el adoctrinamiento disfrazado
de educación. Por esta razón, también, los estados
totalitarios alientan muchísimo el nacionalismo: hay que hacerle creer al
pueblo que son una raza o una cultura elegida. Los dictadores desean no sólo
pueblos obedientes sino también narcisistas.
No es la Stimmung sino el Haltung; no la opinión sino el
comportamiento a través de la acción pública, lo que
necesita cualquier estado totalitario.
Si el gobierno cubano aceptara un referéndum a través del
Proyecto Varela, o legalizara a un amplio y heterogéneo movimiento de
disidentes y opositores, o permitiera la prensa independiente, estaría
modificando el Haltung; entonces el comportamiento hacia la política de
los ciudadanos se volvería plural y verdaderamente participativo.
Es imprescindible para el gobierno cubano mantener un control sobre la
uniformidad de los actores sociales, que no varíe en lo más mínimo
la conducta de los ciudadanos.
Cuando mi amigo me recordó la frase de Goebbles, yo le correspondí
con una de Stalin, porque me pareció ver una secreta conexión
entre ambas, y aunque puede ser apócrifa, de todas maneras es muy
stalinista debido a su poder persuasivo: "En el socialismo la represión
no se ve, se siente."
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