Apocalipsis
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Víctor Rolando Arroyo, UPECI
PINAR DEL RÍO, diciembre (www.cubanet.org) - Aunque las estadísticas
oficiales no son del conocimiento público, para los pinareños el año
2002 dejará un triste recuerdo con relación a determinados hechos
que atañen a la juventud: suicidios, muertes por hechos violentos y
alcoholismo y por accidentes de tránsito y laborales.
Los suicidios y los intentos de suicidio han constituido una constante de la
realidad vueltabajera en 2002. Los casos conocidos superan con creces los de años
precedentes. Ya el suicidio no es patrimonio de grandes ciudades en las que el
estrés aparece como la principal motivación. Pequeños
poblados y caseríos apartados tienen sus tristes anécdotas.
A pesar de la férrea censura que imponen los órganos
policiales y jurídicos del país, se ha podido identificar que la
situación económica por la que atraviesa el país es la
principal causa que lleva a los pinareños a quitarse la vida. Los jóvenes
se sienten frustrados; los adultos (madres y padres) no alcanzan a cubrir con
sus salarios las necesidades elementales de la familia. Y el hombre o mujer de
la tercera edad, porque se niegan a ser una carga familiar.
Según los resultados de una indagación realizada entre los
pinareños por el Centro Independiente de Estudios de la Familia,
confrontada con datos de archivo, en los meses de junio y octubre de 2002 se
registraron los índices más altos de suicidio en la provincia,
coincidiendo con los momentos de mayores limitaciones económicas en el
territorio. Por su parte, el alcoholismo y la violencia van de la mano por todo
el territorio pinareño.
Recientemente un alto funcionario del comercio y la gastronomía
reconoció que las bebidas alcohólicas representan más del
55 por ciento de las ventas, y que junto con el tabaco y los cigarrillos, la
proporción llega al 70 por ciento. La hoja de parra tras la que el régimen
trata de esconder al auge del alcoholismo es insuficiente. La violencia familiar
es una consecuencia de ello y, hasta la oficialista Federación de Mujeres
Cubanas lo reconoce así y ha hecho circular un tabloide dedicado al tema.
Las horas nocturnas ya no alcanzan para embriagarse, por lo que se ha hecho
común ver en la mañana a grupos de jóvenes bebiendo, entre
los que sobresalen las mujeres, cuya proporción se acerca a la mitad de
los adictos. Los meses transcurridos del año 2002 han ofrecido, como
nunca antes, testimonios de violencia asociados al alcoholismo.
Los carnavales, celebrados en julio y agosto en todos los municipios,
dejaron su secuela de muertos y heridos. Los eventos deportivos, en particular
el béisbol, no escapan de tales manifestaciones de violencia, lo que ha
llevado a las autoridades a registrar los aficionados que asisten a los
estadios. Pero no se han dejado de vender bebidas alcohólicas en estos
lugares recreativos, contribuyendo a los altercados que allí se producen.
Los "sábados pinareños", que pretenden presentarse como
el rescate de la cultura y tradiciones vueltabajeras no son más que un
pretexto para la venta masiva de bebidas alcohólicas, mala caricatura de
lo que debiera ser una verdadera fiesta popular. Un ejemplo reciente ocurrió
el pasado 26 de noviembre, día en que se inició la "Semana de
la Cultura Pinareña". Los festejos comenzaron durante el día
con la venta de bebidas alcohólicas. Por la noche, los jóvenes,
completamente borrachos, transitaban por las calles con botellas de ron en las
manos.
Cientos de familias pinareñas no celebrarán las fiestas de fin
de año. Algún miembro de la familia ya no vive, o su vida fue dañada
a consecuencia de un accidente de tránsito o laboral. Paradójicamente,
el gobierno resguardó a miles de personas ante el paso de los huracanes
Isidore y Lili por la región occidental del país. ¿Por qué
entonces persiste el alto índice de accidentes del trabajo?
Los suicidios, el alcoholismo, los actos de violencia y los accidentes
laborales y de tránsito, evidencian una conducta de agobio que se expresa
en el desdén por la vida propia y la ajena.
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