Domingos de
la defensa
Tico Morales, APLA
MORÓN, diciembre (www.cubanet.org) - Soy de aquellos que se mordían
la lengua los domingos, cuando en la esquina sonaba la "gangarria"
llamando a fila a todo un ejército de muertos de hambre, aterrados por el
período especial impuesto tras la caída del bloque socialista. Las
sirenas sonaban estridentes, y se veían, corriendo de un lugar a otro,
escopetas de palo en mano, a cientos de milicianos, ya que no se entregaban
fusiles de verdad para las prácticas de tiro.
No lo niego: yo también viví todo aquello, y lo sufrí
en carne propia como miles de jóvenes de la época. Y si al trabajo
o a la escuela no se llevaban el papelito acreditativo de la participación
en el último domingo de la defensa, te marcaban y tenías que
enfrentar problemas más adelante, porque se te consideraba un soldado
ausente.
Pensando en aquellas cosas, recordando las odiadas Milicias de Tropas
Territoriales, MTT, me acuerdo de mi abuelo, seguramente muerto de risa allá
en el cielo, diciéndome:
- Mira a esa partida de viejos con sus uniformes gastados y utilizando
malamente el poco tiempo que les queda en la tierra, comiendo bolitas de chivo.
Y es verdad. Sólo los viejos acuden hoy a los domingos de la defensa
cuando suenan las gangarrias y las sirenas. Los jóvenes brillan por su
ausencia. Son otros tiempos, y los muchachos odian el uniforme verde olivo, y no
se presentan a escuchar las charlas políticas con que se atosiga a la
población, llamadas "batalla de ideas".
La juventud sólo ama el color verde de la moneda del enemigo que a
brazo partido busca de sol a sol, cruzando en sus bicicletas ante las cansadas
miradas de los actuales soldados del ejército de todo el pueblo. Abuelo
tenía razón.
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