Fiesta del
pueblo
José Fornaris, Cuba-Verdad
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - En lo alto de la fachada principal
del Teatro Nacional, en el área de la Plaza de la Revolución, se
levanta un letrero que dice: PRIMERA OLIMPIADA FIESTA DE TODO EL PUEBLO.
Ciertamente, la "fiesta" comenzó con la suspensión
de prácticamente todo el transporte público capitalino la tarde
del 26 de noviembre, horas antes de la inauguración oficial de estos
juegos deportivos, en la Plaza de la Revolución, con la presencia de
Fidel Castro.
Esa tarde y durante las primeras horas de la noche, la gente se aglomeraba
en las paradas de ómnibus, tratando de llegar a sus hogares, mientras veían
pasar docenas de vehículos vacíos que se dirigían hacia
diferentes puntos prefijados, con el propósito de recoger su carga humana
y llevarla a la Plaza a escuchar al comandante en su repetitivo discurso, es
decir, hacia la nada.
Al día siguiente, 27 de noviembre, el transporte público volvió
a desaparecer. Ese día, los participantes de la olimpíada
comenzaron sus respectivas competencias, y también hubo un acto político
para recordar a los ocho estudiantes de Medicina fusilados en 1871 por el
gobierno español.
Un amigo que esperaba un "camello" la tarde de la segunda jornada
olímpica en la parada de 10 de Octubre y Vía Blanca, me dijo que
pasaron cuatro "camellos" en una hora y veinte minutos, abarrotados
totalmente, y no se detuvieron. Cuando llegó el quinto, se detuvo, y un
grupo indefinido de personas tomó por asalto el vehículo. Ya
dentro del "camello" se escuchó una voz:
- ¡Se murió Polo Montañés, caballeros! ¡Y el
que tiene que morirse no se acaba de morir!
Agregó mi amigo que nadie hizo comentario alguno sobre la exclamación,
pero que todo el mundo sabía de quién se estaba hablando. El
silencio fue la aprobación al deseo manifestado por el pasajero anónimo.
El sábado pasado comentaba con un colega de la prensa oficial que en
la calle nadie hablaba de la llamada PRIMERA OLIMPIADA CUBANA, y sobre lo
contradictorio que resultaba (aunque no se han dado cifras, y seguramente no se
darán) gastar recursos en realizar unos juegos deportivos con ínfulas
de olimpíadas, con el único fin de oponerse a los Juegos
Centroamericanos y del Caribe que se están celebrando en El Salvador.
El colega me respondió con una especie de fábula: Un joven
hablaba, hace décadas, con su tutor sobre sus ambiciones personales.
- Voy a ser abogado. Porque los abogados, como conocen las leyes tienen
poder -dijo el joven. A lo que el tutor respondió:
- Sí, los abogados, por sus conocimientos, pueden llegar a tener
cierto poder, pero los abogados también tienen que respetar las leyes y
otros muchos intereses.
- Si eso es así, entonces voy a ser General en Jefe del Ejército
- Sí, el general en Jefe tiene poder. Pero tiene que obedecer a los
políticos -ripostó el tutor.
- ¡Ah!, entonces voy a ser el político más importante
del país para tener todo el poder y hacer lo que a mí me parezca.
- Bueno, los políticos tienen que respetar la República.
- Pues yo quiero todo el poder para hacer lo que me parezca. Así es
que voy a ser abogado, General en Jefe, el político más importante
y también me voy a apoderar de la República -concluyó el
joven.
Si alguien conoce de algún caso real o parecido a esta fábula
que me contó el colega de la prensa oficial, es pura coincidencia.
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