Diálogo
falso
Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - La tercera conferencia La Nación
y la Emigración, prevista para realizarse en La Habana entre el 11 y el
13 de abril de 2003, ha sido convocada por el gobierno de Cuba. La Participación
se realizará por invitaciones. De modo particular se efectúa la
apelación a los cubanos residentes en Estados Unidos de América.
La Primera Conferencia La Nación y la Emigración, realizada en
1994, despertó grandes esperanzas en algunos sectores de la emigración,
así como dentro de la isla, de que fuera el comienzo de una relación
más racional y civilizada entre los cubanos. Sin embargo, se ha
evidenciado que este tipo de evento no es más que una maniobra
propagandista del gobierno para estimular ilusiones, promover la atención
de los medios de prensa internacionales y atraer las visitas, controladas, de
nuestros compatriotas, para captar sus dólares, los cuales necesita con
urgencia el régimen, sin hacer cambios sustanciales en su política
de exclusión y discriminación a los cubanos residentes en el
extranjero.
En la Segunda Conferencia, efectuada años después, se repitió
el mismo escenario: discursos medulares y constructivos como el del comandante
Eloy Gutiérrez Menoyo, dirigidos a crear un clima propicio a la
reconciliación nacional, fueron ocultados a la opinión interna, así
como honorables propuestas formuladas por otros participantes.
Los cubanos que viven en el exterior continúan sometidos a la categoría
de extranjeros: tienen que solicitar y pagar un permiso cada vez que deseen
visitar a sus familiares y amigos que residen en la isla. Permiso que no siempre
es otorgado, pues depende del comportamiento del solicitante. Cuando éste
realiza algún tipo de activismo político a favor de la
democratización de Cuba, sobre él pende el chantaje de que no se
le confiera la autorización para pisar la tierra donde nació. Este
mecanismo viola el artículo 13 de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, el cual establece que "toda persona tiene el derecho de
salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país".
Tampoco ha tenido el más mínimo cambio el proceder hacia los
potenciales emigrantes, pues todo ciudadano que quiera abandonar el país
necesita un permiso del gobierno y, en no pocas ocasiones, se le niega por múltiples
motivos políticos o profesionales. Por ejemplo, el personal vinculado al
sistema de salud pública debe esperar durante años por la
autorización de salida del país. Así, hay familias
divididas por largo tiempo sin que el régimen se conmueva ante estas
tragedias, que en muchas ocasiones perjudica a niños separados de sus
padres.
No puede olvidarse el despojo de los bienes que sufren los cubanos cuando se
marchan, uno de los aspectos más sórdidos y repugnantes que se ha
vivido en Cuba por más de 43 años. Antes de la partida, a honestos
y simples trabajadores se les hace un inventario de todas sus pertenencias, las
cuales debe entregar al Estado junto con la vivienda como condición
inexcusable para recibir el permiso de salida. Este procedimiento es un
verdadero robo, representa una de las mayores vergüenzas y humillaciones
que ha tenido que sufrir el pueblo cubano, y se mantiene vigente. Hoy en día
es imposible encontrar esta práctica en ningún otro país
del mundo.
Otras cuestiones adicionales pudieran citarse sobre el trato degradante que
le da el gobierno de Cuba a los compatriotas radicados en el exterior, como las
gabelas cobradas por los regalos que traen a sus familiares y amigos cuando
visitan el país y las prohibiciones de entrada de muchos artículos,
como videocaseteras, medios de computación, cocinas eléctricas y
otros aparatos electrodomésticos imposibles de adquirir en las tiendas
cubanas.
En estas condiciones, no hay duda de que no existen perspectivas de que la
Tercera Conferencia La Nación y la Emigración, donde la
participación se realizará por invitación, vaya a
significar un cambio en todas esas políticas discriminatorias hacia
nuestros compatriotas que hoy, mediante sus remesas, constituyen un baluarte
fundamental de la economía cubana.
Ciertamente se requiere un cambio en la política hacia ellos que les
restituya todos los derechos perdidos y lo confirmen como lo que son: ciudadanos
de Cuba. Pero esta Tercera Conferencia La Nación y la Emigración
en modo alguno está dirigida a este objetivo, sino a ahondar las
diferencias mediante el diálogo falso y mentiroso, que nunca contribuirá
a la unidad nacional, sino a mantener la división.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
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