¿Cuánto
vale un niño cubano?
Ana Leonor Díaz, Grupo Decoro
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - Esta es la pregunta que me hago
cuando camino por los barrios de La Habana o durante cortas visitas a
Cienfuegos, Cumanayagua, Mariel o cualquier otra localidad cubana, pues resulta
prohibitivo el costo de criar a un hijo. Un niño -me digo- no tiene
precio. O eso yo creía.
Hace tres años el Tesoro de la República (o lo poquito que
quedaba) se puso a disposición de un padre que quiso ejercer su
revolucionario privilegio de la patria potestad, para que el gobierno "del
enemigo" le entregara un hijo que había huido con su madre, que
perdió la vida en la travesía.
Cada vez que veía las reiteradas marchas, contramarchas y el culebrón
televisivo de las mesas cuadradas de los caballeros (y las damas) redondos,
pensaba en Evelyn, una niña de diez años atrapada en la red de la
ley del valor.
Porque Evelyn vale tres mil dólares. Al menos ésta es la cifra
de tasación que su padre, allá en Holguín, impuso para
firmar la autorización a emigrar, aunque no vive con la niña desde
que ella tiene dos años y nunca le ha entregado la exigua pensión
alimenticia que prescribe la ley.
El padre de Evelyn es un ciudadano políticamente correcto, que sabe
el valor de cambio de su hija y las rígidas leyes vigentes que lo amparan
en un caso repugnante, que ahora supe no es el único.
En el Cerro, me contó una amiga, un padre que milita en el Partido
Comunista exige siete mil dólares a la madre de su hijito. Mil dólares
por cada uno de los años que tiene el niño, en el supuesto que los
familiares en Estados Unidos de América tienen una holgada posición
económica.
Tres años después del agobiante barullo por Elián González
Brotons, el caso de Evelyn está por resolverse. Ahora su padre se transó
por mil dólares y firmó los papeles. Sólo que cobrará
su precio cuando le llegue la tarjeta blanca que da el gobierno a quienes
quieren emigrar. O cuando la vida le pase la cuenta.
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