El Olimpo
secuestrado
Lázaro Raúl González, CPI
HERRADURA, diciembre (www.cubanet.org) - Por una decisión política
del gobierno cubano los deportistas de la Isla no asistieron a los Juegos
Centroamericanos y del Caribe de El Salvador, y en su lugar, las autoridades
convocaron a una Olimpíada del Deporte Cubano, que culminará el 8
de diciembre.
Lo que más preocupa a los atletas criollos y a sus familiares es el
precedente que podría sentar esta decisión. La convocatoria
realizada por las autoridades castristas no ha sido anunciada como "una",
o "la" olimpiada, sino como la "primera" olimpiada del
deporte cubano.
¿Significará esto acaso que en el futuro se acabarán los
viajecitos al extranjero? ¿Perderían los deportistas que, junto a
los diplomáticos y algunos representantes de la cultura eran los únicos
que lo disfrutaban, el privilegio de visitar otros países aunque fuera
bajo serias restricciones y como embajadores políticos y empleados del
gobierno?
Si terminasen las salidas al extranjero los deportistas podrían
perder las prebendas con que hasta hoy los ha beneficiado el gobierno.
Ciertamente no eran gran cosa los premios, pero la ayuda que le daban a su
regreso de una gira -unos dólares y alguna ropa deportiva- había
convertido a los deportistas en una de las castas privilegiadas del país.
Hasta ahora los deportistas -en virtud de las rarezas del mercado cubano-
aprovechaban cualquier salida al extranjero para mejorar su propia situación
económica. Por ejemplo, ya que las autoridades no permiten su venta en la
red comercial legal, muchos de los atletas que salían adquirían
aparatos de video a bajo precio en el extranjero para luego revenderlos en la
Isla.
Como es norma aquí, esta vez tampoco se ha consultado a nadie para
tomar una decisión de trascendencia nacional. Ni siquiera hubo un debate
previo. Súbitamente las autoridades castristas anunciaron que Cuba no
asistiría a los Juegos Centroamericanos y del Caribe, y los más
interesados en el asunto -los deportistas criollos- se enteraron igual que todo
el mundo a través de un comunicado dado a conocer por la prensa
oficialista.
Pese a que la decisión se justificó aduciendo razones de
seguridad para los atletas, hasta ahora las autoridades cubanas no han
presentado ninguna prueba real de que algún deportista del patio sería
secuestrado o asesinado en El Salvador. De hecho, esto jamás ha sucedido
y no había evidencias de que aconteciera en esta ocasión.
En realidad, es vox populi que lo que el régimen temía era una
deserción masiva de técnicos y deportistas, como sucedió
hace unos años en Ponce, Puerto Rico. Las recientes deserciones de varios
miembros del equipo nacional de volleyball y del lanzador estrella del béisbol
cubano, José Ariel Contreras, justificarían tales temores.
El hecho es que en silencio, cada vez más atletas cubanos están
insatisfechos con las medallas morales que les ofrece el régimen de La
Habana, y aspiran a algo más que a servir como embajadores de una gloria
oficialista no traducible en beneficios económicos.
Aparentemente, los campeones criollos están empezando a descubrir
que, pese a que el gobierno cubano los ayudó a desarrollarlos, sus músculos,
habilidades y talentos son propios.
La realidad de que atletas menos dotados, pero residentes en otros países,
disfruten una vida más holgada está presionando a más
deportistas cubanos a aprovechar cualquier competencia que se realice en el
exterior para decir adiós a la Patria.
Hasta el presente el gobierno cubano había controlado la situación
desplegando un eficiente dispositivo de seguridad alrededor de las delegaciones
criollas que viajaban al extranjero, e impidiendo la salida de los familiares de
los desertores a través de mil trampas y rejuegos.
Pero ahora, para evitar toda posibilidad de deserción, el gobierno ha
decidido enclaustrar también a los deportistas, haciéndolos
competir entre sí y en territorio nacional. Parece una nueva locura, pero
al menos no es plagio. Antes, a nadie se le había ocurrido secuestrar el
Olimpo.
Claro, si no cambian las perspectivas, quizás pronto veamos a algún
campeón remando por el Estrecho de la Florida, como ya lo hizo hace unos
años el ahora "bigleaguer" y millonario Orlando "El Duque"
Hernández.
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