Las profecías
de Rafael Díaz-Balart
Tania Díaz Castro
LA HABANA, mayo - Para saber lo que ocurriría en Cuba en estos
aciagos tiempos de gobierno castrista no había que remontarse a las
profecías de Nostradamus, astrólogo francés del siglo XVI.
Tampoco a los escritos de San Antonio María Claret, arzobispo de Santiago
de Cuba en 1857, escritor y confesor de la Reina Isabel II, personajes que -según
especulaciones- anunciaron acontecimientos futuros relacionados con el mundo de
la política.
Sencillamente bastaba con buscar en la historia cubana correspondiente a los
años cincuenta del siglo pasado y encontrar un pequeño
discurso
ofrecido por el líder de la mayoría parlamentaria de Cuba, señor
Rafael Díaz-Balart.
En este discurso, pronunciado ante el Congreso de la República cubana
en el mes de mayo de 1955, el señor Díaz-Balart, refiriéndose
a la amnistía concedida a Fidel Castro y sus partidarios encarcelados por
el acto terrorista del Cuartel Moncada dos años antes, quiso destacar
primeramente que una amnistía significaba un instrumento de pacificación
y confraternidad.
Señaló sobre todo que Fidel Castro y su grupo habían
declarado reiterada y airadamente, desde la cómoda cárcel en que
se encontraban, que sólo saldrían de esa penitenciaría para
continuar preparando nuevos hechos violentos y continuar utilizando todos los
medios en la búsqueda del poder total a que aspiraban.
Después de leer este breve e increíble discurso cualquiera
puede preguntarse qué don sobrenatural poseyó en aquel momento el
señor Díaz-Balart, al extremo de predecir uno de los hechos más
insólitos y complejos del mundo actual: la revolución de Fidel
Castro, o lo que es igual, su régimen totalitario, que dura ya 43 años
dentro de un continente famoso por sus luchas a favor de la democracia.
Vaticinar desde aquel remoto rincón del tiempo que Fidel Castro y su
grupo no querían la paz ni solución nacional de ningún
tipo, ni democracia, ni elecciones, mucho menos confraternidad, es haber poseído,
a mi juicio, una clarividencia extraordinariamente profunda para un simple ser
humano.
Rafael Díaz-Balart aseguró en su discurso, cuatro años
antes del triunfo revolucionario de Fidel Castro y mucho antes de que éste
invadiera las costas orientales de Cuba de forma ilegal, que Castro sólo
quería una cosa: el poder total para destruir la Constitución de
1940, una de las más avanzadas de entonces. Y así ocurrió.
Pronosticó en breves palabras que se instauraría en la isla
una cruel y bárbara tiranía, un régimen totalitario muy difícil
de derrocar. Hizo saber, como nadie en aquel momento, que el comunismo le serviría
de ropaje a Fidel Castro para adueñarse de todo y destruir "el
acervo espiritual, histórico, moral jurídico de nuestra República".
Y concluyó Díaz-Balart asegurando que la amnistía
otorgada a Fidel Castro por el gobierno de Fulgencio Batista "traería
días, muchos días de luto, de dolor, de sangre y de miseria al
pueblo cubano".
Rafael Díaz-Balart, quien se mantiene activo en su vida política
en el exilio cubano, no se equivocó en nada. El tiempo le ha dado la razón
en todo lo que dijo aquel día de mayo de 1955. La Historia siempre se lo
agradecerá. También los cubanos de aquí y de otras partes
del mundo, aunque no hayamos podido comprenderlo a tiempo.
DISCURSO SOBRE LA AMNISTÍA CONCEDIDA A CASTRO
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