CUBANET... INTERNACIONAL

Agosto 28, 2002



¿Nos están tomando el pelo otra vez?

Ernesto Betancourt / El Nuevo Herald, agosto 28, 2002.

El debate en el Congreso sobre levantar las restricciones en el financiamiento de las ventas a Cuba y de viajes de turistas a la isla luce va camino de una victoria para Castro. El presidente Bush ha manifestado su decisión de vetar esa medida, si es aprobada por el Congreso, pero no parece estar dispuesto a movilizar todos los recursos de su administración para impedir tener que llegar a esa coyuntura. Al mismo tiempo, mantiene una política cordial con la comunidad cubanoamericana que nunca hubo bajo Bill Clinton.

Con el reinicio de las actividades legislativas en septiembre se acerca la hora de la verdad. ¿Se cumplirá lo prometido? La Cámara de Representantes, dominada por los republicanos, ya ha votado favorablemente dos enmiendas a una ley de asignaciones que, de hecho, le darán a Fidel lo que él quiere: poder comprar artículos agrícolas a precios subsidiados por el contribuyente americano y con financiamiento privado, que se facilitaría vinculándolo al ingreso que generaría el tráfico turístico americano.

Al mismo tiempo, se mantendrá el embargo, lo que permitirá a Fidel seguir atacando a EU como enemigo. Al regresar el Senado de sus vacaciones, la lucha pasará a esa cámara donde la mayoría demócrata, con un fuerte apoyo de senadores republicanos de estados agrícolas, garantiza su aprobación. Pero la administración no ha traído al debate los argumentos más fuertes.

La historia demuestra que, cuando se movilizan las fuerzas de la avaricia, el levantar argumentos morales de respeto a la democracia o las violaciones de derechos humanos es perder el tiempo. Después de la caída del comunismo, la opinión pública americanan ha perdido el temor a amenazas a su seguridad desde Cuba. Por eso es que los cubanoamericanos perdieron el debate sobre Elián. Sólo si el pueblo americano viera un peligro a la seguridad nacional desde la isla, habría base para montar una argumentación efectiva en contra de la apertura con Cuba.

La realidad es que ese peligro existe, sólo que la actual administración ha seguido la política de Clinton de silenciar todo lo que revele su existencia. Veamos. En el Pentágono, Donald Rumsfeld está tan obsesionado con Osama y Saddam que ha abandonado a América Latina. Esto frustró tanto al subsecretario para la región que solicitó pasar a servicio activo y está destacado con las fuerzas que pelean en Afganistán. No se ha nombrado su sustituto. En este vacío de política hacia la región, el grupo de generales retirados, discípulos de la espía de Castro Ana Belén Montes, Wilhelm, Sheehan, Asketon y McCaffrey, siguen promoviendo la política que, bajo Clinton, habían articulado y negociado con Fidel.

Esto es, una sucesión con Raúl Castro, en vez de una real transición a la libertad, la democracia y la economía de mercado. La información que tiene la DIA sobre los planes de Cuba para hacer ataques a EU se mantiene secreta, aunque la Montes se encargó de informar al régimen de Castro todos esos secretos. Revelarla crearía problemas a la formulita.

¿Por qué la Casa Blanca no ordena al Pentágono que revele esa amenaza a nuestra seguridad? En Justicia, John Ashcroft ha mantenido la política de hostilidad a la comunidad cubanoamericana de Janet Reno. Es sabido su apoyo a levantar el embargo como senador. Mantuvo la posición entreguista de la época de Clinton en el juicio a los espías de Castro. Afortunadamente, el jurado ignoró esa posición y el testimonio de los generales y los encontró culpables. Ha mantenido en secreto lo que ha revelado Ana Belén Montes, que hubiera sido fuente de información a la opinión pública sobre la amenaza que Castro representa a nuestra seguridad.

¿Por qué la Casa Blanca no ordena a Ashcroft que revele lo que ha confesado la espía de Castro en la DIA? En el Departamento de Estado, el general Colin Powell ha montado un equipo de una clara identidad con la causa anticastrista. Sin embargo, cuando el subsecretario John Bolton hizo declaraciones vinculando a Castro con la guerra biológica, en base a informaciones que fueron avaladas previamente por los cuerpos de inteligencia, el secretario Powell le prohibió ratificar las mismas ante el subcomité pertinente del Senado, lo que ha hecho nula esa acusación ante la opinión pública.

¿Por qué la Casa Blanca no ordena a Powell que Bolton informe al pueblo americano lo que sabe el gobierno de EU sobre la amenaza de Cuba en guerra biológica? Finalmente, tenemos la epidemia de encefalitis, que ha explotado con amenazante vigor este verano. Cuando se produjo el primer brote, en época de Clinton, el CDC designó como misterio epidemiológico la aparición en este hemisferio del virus del Nilo Occidental, que hasta entonces sólo se había localizado en Africa y el Levante. En presencia de abundante evidencia de que Cuba había estado desarrollando ese tipo de virus y Castro había iniciado desde principios de los 80 el llamado Frente Biológico para introducir epidemias en EU usando aves migratorias, e inclusive en presencia de evidencia de que Cuba cooperaba con Irak en estas labores, la CIA y el CDC de Clinton rehusaron investigarlo. Pero, tampoco lo han hecho bajo Bush.

¿Por qué la Casa Blanca no ordena al CDC investigue esa hipótesis y recaba a la Smithonian Institution que explique cuál fue su colaboración con el régimen cubano en el estudio de las aves migratorias? Ahora, en nota oficial publicada en Granma, Fidel Castro tiene el desparpajo de ofrecer ayuda a Estados Unidos para combatir la epidemia, mientras en junio expulsó del Comité Central al Dr. Manuel Limonta, ex director del Centro de Biotecnología, quien fuera vinculado a Irak. Potencial chivo expiatorio.

Como puede apreciarse, hay mucha información sobre seguridad nacional que, de ser revelada por la administración de Bush, sería la única efectiva para contrarrestar la actual campaña de relajar el embargo. La administración Bush sabe que la Cuba de Castro es una amenaza a la seguridad nacional. ¿Por qué no lo revela? ¿Tendremos de nuevo que descansar en que Fidel cree una crisis, como hizo en 1996 cuando derribó los aviones de Hermanos al Rescate y forzó la aprobación de la Ley Helms-Burton? ¿Será que nos están tomando el pelo otra vez?

© El Nuevo Herald

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