¿Vagancia
o ausencia de oportunidades?
Ernesto Roque, Grupo Decoro
LA HABANA, agosto (www.cubanet.org) - Excepto en hoteles u otras empresas
estatales vinculadas al ramo del turismo, los cubanos consideran poco
beneficiosos los empleos, debido principalmente a la política de bajos
salarios impuesta por el gobierno de Fidel Castro, a la crisis del transporte, a
las presiones para que asistan a trabajos voluntarios, desfiles y marchas políticas
organizadas por el Partido Comunista.
Aunque casi nunca los medios informan sobre asuntos que en otros países
son de carácter público, estadísticas oficiales indican que
en la provincia Granma la población económicamente activa es de
226 mil personas (la total es de 820 mil habitantes) y que hay 36 mil
desempleados, de los cuales 20 mil son mujeres.
Sin embargo, la propia prensa controlada por el gobierno admite que el número
de personas que no trabaja es mayor que el señalado anteriormente porque
sólo se cuentan aquellos individuos que acuden a las oficinas empleadoras
de la Dirección del Trabajo y Seguridad Social.
Al conocerse el dato oficial de que hay un 13 por ciento de desempleo en
Granma, la agencia independiente La voz del Cauto realizó una encuesta
informal para confirmar esa información.
El director de esa agencia, Juan Carlos Martínez, reveló: "De
acuerdo a nuestra pesquisa podrían haber alrededor de 53 mil desempleados
en la provincia, casi el doble de lo que admiten las autoridades".
La manera en que los funcionarios locales creen poder solucionar el problema
es aplicando la represión policiaca, porque los agentes arremeten
principalmente contra los jóvenes varones, a quienes por lo general
acusan de vagos para imponerles actas de advertencia o encarcelarlos por "peligrosidad
social", una tipificación delictiva vigente en el Código
Penal de Cuba o Ley 62.
Uno de estos jóvenes acosados por la policía es Alexander
Otero Rodríguez, de 19 años, quien reside en calle 11 #293 en el
reparto Camilo Cienfuegos, en la ciudad Bayamo.
Otero, que ha sido arrestado en varias ocasiones por no estar trabajando,
declaró:
"No trabajo por razones ajenas a mi voluntad. He ido en varias
oportunidades a las oficinas empleadoras estatales, pero allí no tienen
plazas que ofrecerme. El jefe de la policía en el sector donde vivo me ha
amenazado con llevarme ante los tribunales, donde él dice que yo podría
afrontar una condena de hasta cuatro años de cárcel si en los próximos
treinta días no consigo un empleo".
Lo más probable es que Otero sea encarcelado como lo han sido muchos
jóvenes cubanos, cuya verdadera prisión es encontrarse atrapados
entre un Estado que es el único empleador y el hecho de que ese empleador
no tiene plazas que ofrecer debido a la crisis económica en que ha sumido
a la nación.
La amenaza de ser encarcelado por "peligrosidad social" es una
alucinante realidad de la Cuba comunista, una paradoja difícil de
comprender por quien no la haya sufrido en carne propia.
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