Televisión
de verano
Miriam Leiva
LA HABANA, agosto (www.cubanet.org) - La programación de la televisión
cubana resulta atípica durante los meses de vacaciones de la mayor parte
de la población, julio y agosto, gracias a que las autoridades priorizan
este casi único medio de entretenimiento.
Lamentablemente, los diez meses restantes del año se caracterizan por
el fuerte adoctrinamiento político a través de spots, reportajes,
programas como Mesa Redonda, actos, discursos, así como por las
reposiciones y los espacios de baja calidad, muchas veces intentando introducir
estereotipos de comportamiento que en el mejor de los casos son subliminales, y
en el peor utilizan comentarios y frases esquemáticas repetidas hasta el
cansancio desde hace años, las que denominan "teque" por acá.
En esta época de verano se mantienen los segmentos Mesa Redonda, los
actos y los discursos, pero existe además un cierto "laissez faire",
un dejar hacer algo a los directores, guionistas, actores y artistas, o dejar
pasar temas, bocadillos y gestos inusuales, que en cualquier otro país
serían totalmente normales y nada audaces.
Sin embargo, en cuanto se brinda la menor oportunidad se aprecian ideas que
estaban prestas a aflorar a través del talento y la iniciativa, a pesar
de los limitados recursos económicos para ejecutar los proyectos.
Este año se cuenta con los dos canales de televisión
habituales y un tercero recién inaugurado: el educacional. Debemos
recordar que éste es un mundo cerrado, censurado, sin antenas para
televisión por satélite ni acceso a Internet.
Por lo general, los materiales exhibidos son de estreno y de buena calidad,
los cuales se colectaron desde que concluyó similar programación
el año pasado a fin de poseer novedades, por ejemplo, películas
premiadas como Moulin Rouge y algunos interesantes teleplays, una gustada
telenovela y una serie de aventuras cubanas. También se han introducido
programas humorísticos de dudosa hilaridad. Pero uno de los espacios que
más ha atrapado al público, independientemente de edades y sexos,
es "En familia con Alfredo".
El cantante Alfredo Rodríguez ha traído un hálito
alegre. Está infundiendo en la audiencia el sentimiento de que desea
transmitir amor a todos y de que cada uno es igualmente importante para el
anfitrión desbordante de optimismo, tan necesario en este abrumado país.
Características del programa son la variedad de temáticas y
las personalidades entrevistadas, la versatilidad de géneros y ritmos, y
los momentos humorísticos. Sobre todo se le agradece el reconocimiento a
artistas olvidados en un rincón y talentos que no habían
encontrado puertas abiertas en este estrecho espacio debido a quién sabe
cuáles motivos entre los vericuetos cubanos.
Este programa, inteligentemente concebido, logra distanciarse de la
abrumadora y habitual carga política, porque las pinceladas son
discretas. Si anteriormente Alfredo Rodríguez había sorprendido
con programas especiales, en esta ocasión se ha superado a sí
mismo. Hasta personas que, aún sabiendo su calidad vocal, no disfrutaban
con sus actuaciones reconocen su efectividad este año y son parte de la
audiencia más o menos asidua, ya que esperan encontrar algo novedoso o de
su interés.
Desde que comenzó su carrera hace varias décadas, este
cantante ha contado con gran popularidad, la cual ha renovado permanentemente
quizás de igual forma que está haciéndolo con su apariencia
física, que mantiene joven y fresca a pesar de sus más de
cincuenta años. Incluso, luego de largas ausencias presumiblemente por
giras en el extranjero, Alfredo Rodríguez se presenta ingeniosamente en
el medio más abarcador, la televisión, lo que le garantiza ser
comentado y añorado hasta igual ocasión en el futuro.
Según las cartas y llamadas telefónicas mencionadas en el
programa, los televidentes se dirigen a Alfredo para pedirle su continuación
cuando llegue a su fin este agosto. Quizás no sea posible por sus lógicos
compromisos y porque ésta es una etapa muy especial en la televisión.
La programación de verano se ha convertido en Cuba en el modo
principal de mantener ocupados a quienes no pueden disfrutar de sus cercanas
playas por falta de transporte, a quienes no pueden disfrutar de los hoteles y
otros centros recreativos porque son para los turistas, no pueden disfrutar de
los carnavales de La Habana porque no los hubo, no pueden disfrutar de comida
apropiada porque no la hay, está muy cara, porque para todo esto se
necesitaría el dinero que no tienen, principalmente dólares
estadounidenses.
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