Cuba: ni
transporte ni voluntad
Lázaro Raúl González, CPI
HERRADURA, agosto (www.cubanet.org) - Según la teoría marxista
vigente en la mayor isla del Caribe, el transporte constituiría la cuarta
esfera en la economía del país. En cualquier caso, un voluminoso
movimiento de personas y mercancías distingue a la modernidad del
sedentarismo humano pretérito.
Por su parte, Cuba no ha podido engancharse a ese tren de la dinámica
contemporánea. Su parque de vehículos es arcaico e insuficiente.
Las mentes de sus dirigentes son totalmente insensibles ante las carestías
de la población. Pese a ser Cuba una isla, existe una reducidísima
flota marítima y tampoco se explota debidamente la transportación
aérea.
Moverse de un sitio a otro es un acto heroico al que los protagonistas se
ven arrastrados por mera necesidad. Para una señora que tarda cuatro
horas en trasladarse de Paso Real de San Diego a Ciudad Pinar del Río,
separados por 40 kilómetros de distancia, no hay otra opción,
porque donde único puede hacerle la radiografía a su nieto es en
la capital provincial.
"Uno sale porque no le queda más remedio -comenta la mujer- esto
es una locura, no hay guaguas ni nada en que moverse. Las líneas de ómnibus
interprovinciales han desaparecido prácticamente".
Con la mayor naturalidad se anuncia que será cancelado el viaje
diario que quedaba de Pinar del Río a Sandino. Antes ya habían
cancelado dos de los tres trenes que hacían el recorrido Pinar del Río-Guane-Sandino.
Cada día la gente está más arrinconada en los sitios en
que reside. La sensación de aislamiento cobra una dimensión real
en los cubanos. La incapacidad de movimiento por escasez de medios de transporte
traza los contornos de toda una parálisis nacional, a duras penas
ocultable.
Si mal está el transporte, también es grave la prestación
de otros servicios y en grave estado se encuentra la esfera agro-industrial. Es
un silogismo fatal. Si no hay producción no hay dinero, no se puede
comprar combustible, por tanto no hay transporte.
Más o menos a esto se limita la explicación oficial.
Pero la carestía de medios de transporte no es sólo una simple
consecuencia de la falta de capital, sino también un símbolo de la
crisis económica general que se vive en Cuba.
Ante la demostrada incapacidad del sector público que administra el
Estado, ¿qué haría cualquier gobierno genuinamente preocupado
por solucionar la situación del transporte de los ciudadanos?
¿Cómo ha reaccionado el gobierno cubano ante su bien conocida
falta de recursos, que mantiene al país sin transporte, congestionado de
punta a cabo?
La reacción ha sido -es- imponer restricciones de todo tipo, multas
desproporcionadas, cancelando licencias a los propietarios de vehículos
que prestan servicio público.
Tan draconiano es el tratamiento que da la dirección de transporte a
los porteadores privados que de 40 camiones que prestaban servicio legal en
Ciudad La Habana sólo quedan 18.
Increíblemente, mientras la ciudad está loca por la falta de
medios de transporte, las autoridades mandan a parquear al 60 por ciento de los
camioneros particulares.
Y no sólo se trata "a punta de pata" al que alguna vez pudo
conseguir un permiso de trabajo, sino que recientemente el Ministerio de
Transporte tuvo a bien recordar a todo nacional que continúa vigente la
resolución que prohíbe la tramitación y otorgamiento de
nuevas Licencias de Operación de Transporte (LOT) para prestar servicio público
de pasajeros.
A quienes se atrevan a violar tal disposición, es decir a transportar
a alguno de los millones de cubanos que necesita urgentemente moverse, el
ministerio les recordó que les puede aplicar el Decreto 261 / 99, que
permite la aplicación de altas multas y el decomiso de vehículos.
¿De qué bloqueo se habla por ahí?
Obviamente, del bloqueo de la racionalidad y la justicia, del bloqueo que
impone un régimen al que sólo le importa la perpetuación de
sus privilegios, y que desprecia al pueblo.
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