Tribulaciones
de una cubana para conseguir empleo
Claudia Márquez Linares, Grupo Decoro
LA HABANA, agosto (www.cubanet.org) - Cuando Karen, de 37 años, se
dispuso a buscar un empleo no creyó que lo conseguiría. Ella es
ingeniera electrónica y dejó de trabajar un año después
de ser madre. Ya la niña tiene tres años y medio, y necesita
ayudar económicamente a su familia.
Un amigo le recomendó: "Ve a Cubalse, que tú eres
ingeniera y me dijeron que hacía falta una. A lo mejor tienes suerte".
Con esperanza, Karen se presentó en la oficina central de Cubalse,
ubicada en Tercera y calle 6, en Miramar. La atendieron con amabilidad. Le
dijeron que le darían respuesta posteriormente.
La noticia le llegó a Karen a través de un intermediario: "Aunque
eres ingeniera tienes que empezar desde abajo como recepcionista. Luego
'cuadras' (ponerse de acuerdo) con el jefe. A él no le importa que tú
seas casada. Aquí, para escalar a mejores puestos, tiene que ser poco a
poco".
Karen no creía lo que había escuchado, por lo que ripostó:
"Tener que acceder a amoríos con un hombre totalmente desconocido
para obtener una buena plaza en Cubalse, ni muerta de hambre. Prefiero seguir
pasando privaciones económicas antes que rebajarme a tanto".
Escenas como ésta suceden a diario en las empresas estatales del
sector dolarizado. Muchas mujeres han aceptado las presiones sexuales de sus
jefes para "escalar a mejores puestos", para conseguir un empleo mejor
remunerado. Otras, como Karen, tienen que conformarse con ver colgados sus títulos
universitarios o de técnico medio en las salas de sus casas como recuerdo
de sus años de estudiantes.
Algunas más afortunadas se relacionan con hombres con suficientes
entradas para comprar con dólares las plazas en estas empresas. Sí,
se comercializan en la bolsa negra.
Por mucho que la propaganda política del gobierno hable de la
emancipación de la mujer y de los presuntos logros que ella ha tenido,
muchas son las vicisitudes por las que atraviesan las cubanas para intentar
abrirse paso en una sociedad machista, donde la mujer apenas ocupa cargos
importantes en la dirección del país, donde la esposa del
presidente de la República es desconocida por el pueblo, anónima.
Sólo la figura del hombre dirigente (nunca acompañado de su
esposa) es la que percibe la población por los medios de prensa, mientras
la mujer es relegada a las actividades de servicio y raramente le permiten
dirigir.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|