El embargo
informático del gobierno cubano contra su propio pueblo
Ramón Díaz-Marzo
HABANA VIEJA, agosto (www.cubanet.org) - Escribir en mi procesador de texto
es maravilloso. Pero mejor sería si tuviera teléfono y desde mi
casa me conectara a Internet, y pudiera conversar en mi display con amigos en
cualquier lugar del mundo y acceder a bancos de datos nacionales y extranjeros.
De cualquier manera, temprano o tarde, el gobierno tendrá que abrir
las fronteras de Cuba a la Internet para la persona cubana particular que no
tiene compromisos ni relación con el estado totalitario. Tendrá
que hacerlo para que nuestra calidad de vida mejore y podamos servir mejor a
nuestra comunidad.
Los que utilizan las bondades de la Internet no pueden continuar siendo únicamente
empleados del gobierno totalitario. Hay que darle oportunidad de desarrollo a la
persona particular. La opción de utilizar Internet sin tener que ser
miembro del Partido Comunista de Cuba o funcionario comprometido con el gobierno
es un derecho que no se le puede negar al individuo particular argumentando que
las comunicaciones vía satélite cuestan demasiado dinero.
Podrían comenzar abriéndole ese servicio a personas que puedan
pagar en dólares.
En los Estados Unidos y otros países democráticos las personas
no tienen que estar comprometida con las ideas de su gobierno para utilizar la
Internet.
Es evidente que el Estado y gobierno cubano actual tiene miedo que la
persona individual cubana se comunique con el exterior a través de este
sistema tan rápido y efectivo.
Solamente han habilitado locales donde el cubano tiene que ir
obligatoriamente a pasar sus E-mails, y en ocasiones estos locales se
congestionan por la enorme cantidad de personas de diferentes estamentos
sociales que tienen necesidad de este servicio; cuando lo adecuado sería
que uno pudiera establecer comunicación con el exterior desde la propia
casa dada la vertiginosa carrera informática que hoy se libra en el
mundo.
El miedo a la información es una tontería. Ese miedo se parece
al padre que pretende que su hija se quede para vestir santos. Nadie, desde un
ordenador en su casa, podría hacerle daño a un gobierno que ha
estado haciendo las cosas (según su particular criterio) durante más
de 43 años.
Ha llegado el momento que el gobierno le demuestre al mundo que en Cuba no
se violan los derechos humanos de la comunicación.
¡Abran las fronteras de este país, atrasado en todos los campos
del saber y el conocimiento, si pretenden convertir a Cuba en una potencia
cultural! Respétese el derecho individual de cada persona a establecer
comunicación con sus contemporáneos en cualquier parte del mundo,
y no se siga comparando a Cuba con países que antes del año 1959
nunca demostraron desarrollo en la salud y la educación, y menos que
menos en el arte que Cuba logró durante los primeros 57 años de
República.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
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