Antonio Paniagua. Madrid.
Hoy Digital, febrero 20,
2001.
Con varias historias cosechadas durante de la visita que Juan Pablo II
realizó a Cuba, el escritor canario Juan José Armas Marcelo ha
urdido una novela, 'El Niño de Luto y el cocinero del Papa' (Alfaguara),
cuya trama gira en torno al personaje Dios mediante Malaspina, católico,
homosexual, excéntrico y curiosamente respetado por el régimen de
Fidel Castro. Dosificando la intriga y valiéndose del dominio del español
habanero, la novela reconstruye el asesinato de un personaje real. Sin alumbrar
una novela política, Armas Marcelo (Gran Canaria, 1946) se sirve de la
historia y el periodismo para escribir un relato que tiene mucho de denuncia
contra un 'sátrapa' que evita citar por su nombre porque «me aburre
hablar de él». «Es patético verle de uniforme esperando
la llegada de una guerra que nunca vendrá», sentencia el escritor. A
su juicio, 'El Niño ...' es un recordatorio de Cuba, y especialmente de
La Habana, ciudad «estaba en los circuitos culturales del mundo y volverá
estar».
Gimnasia idiomática
Para escribir este libro Armas Marcelo se ha documentado mucho sobre el
habla habanera, y al final se ha visto obligado a ejecutar un 'ejercicio gimnástico'
del idioma, 'distorsionando una sintaxis' y preñando la prosa de un
castellano libérrimo, trufado de anglicismos y galicismos que hacen que
el escrito esté íntimamente emparentado con la narración
oral. Para ello se ha embebido de las expresiones que se propalan por La Habana,
viendo una película cubana al día y trabajando a fondo con varios
diccionarios. La novela nace de una conversación que mantuvo el autor con
una autoridad de la jerarquía católica cubana, historia que le
cautivó por completo y que le movió a escribir este libro que no
tenía proyectado. El protagonista de la novela es un personaje real, que
acabó sus días asesinado, un sibarita con una vida secreta y
subterránea, "frecuente en algunas élites cubanas".
En la novela se hace referencia al rocambolesco caso de Elián González,
una muestra más, según el escritor, de las magistrales artes del régimen
castrista en el uso de la propaganda y de la proverbial torpeza de Estados
Unidos.
Cuba es un 'territorio emocional y vital' que ha servido de inspiración
al autor en varios ocasiones. No en vano, en 'Así en la Habana como en el
cielo' ya se adentró en la callejuelas de la ciudad caribeña, que
ahora vuelve a transitar. Por la páginas de 'El Niño de Luto...'
se respira el aroma de la Plaza de la Catedral, de la heladería Coppelia,
del Parque Central, de los malecones o del Hotel Nacional.
«Cuba es la magna Grecia del Caribe como Sicilia es la magna Grecia de
la cultura del mediterráneo», asevera Armas Marcelo, quien señala
que es posible que escriba otra obra para cerrar la trilogía de La
Habana, cuyo título ya tiene pensado: ¡El agente seguroso'. |