Despouy preside la Comisión de DD. HH. de la ONU
Andrea Centeno, febrero 17, 2001.
La Nación Line
Contradicciones inevitables, o solamente políticas, llevaron ayer a
Cuba a respaldar la candidatura de la Argentina a la presidencia de la Comisión
de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Ocurrió a sólo diez días de que Fidel Castro tildó
a nuestro país de "lamebota yanqui" desatando así el
enojo del gobierno de Fernando de la Rúa, lo que envolvió a las
dos naciones en una dura disputa diplomática, acallada sólo al
borde de la ruptura, en el razonamiento del Gobierno.
Con la adhesión de la isla caribeña y el apoyo de nueve de
diez países latinoamericanos, el representante para los derechos humanos,
Leandro Despouy, se convirtió ayer en el nuevo presidente de la comisión
que sesiona en Ginebra, la misma ante la que el año último (y los
diez años anteriores) la Argentina votó en favor de una resolución
que cuestionó la política de derechos humanos de Fidel Castro.
"Estoy encantado por el hecho de que sean la Argentina y un hombre de
tanto prestigio, como Despouy, los responsables de presidir tan importante
comisión", dijo el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini.
Despouy fue elegido por unanimidad, con el voto de Brasil, Uruguay,
Colombia, Ecuador, Perú, México, Costa Rica, Guatemala, Cuba y
Venezuela, de donde es oriundo Víctor Rodríguez, el otro
candidato, que ayer se retiró de la contienda diplomática. Durante
2001, el liderazgo le corresponde a un país de América latina.
Con el triunfo en Ginebra, la Argentina obtuvo por primera vez la jefatura
de un organismo que agrupa a 53 países, el más importante de la
ONU dedicado a resolver sanciones contra naciones que vulneran derechos humanos.
La paradoja
"Es un gran desafío y una gran responsabilidad para mí y
para el país", sintetizó Despouy a La Nación. Y evitó
explayarse sobre el enfrentamiento entre Cuba y la Argentina.
Paradójicamente, el aval cubano llegó en medio de los
desencuentros verbales, pero diplomáticos de la isla se preocuparon por
destacar que su apoyo se vincula más con la figura de Despouy que con sus
simpatías o molestias con la Argentina.
Abogado y embajador, Despouy ya fue representante para los derechos humanos
durante la gestión de Raúl Alfonsín. Su militancia en esta área
es larga: en 1987 presidió la conferencia mundial contra la tortura, y
además trabajó durante años en la ONU.
Mientras acompañó a Alfonsín, recomendó la
abstención a la hora de condenar la política castrista. El año
último votó en favor de tal condena. Y, cuando en abril próximo
comience el mismo debate, se abstendrá él mismo de votar (lo hará
el embajador en Suiza, Horacio Solari), aunque tendrá la atribución
de emitir una declaración para saldar cualquier resolución que
aparezca reñida o ajustada. Ambas cualidades se dieron en los últimos
dos años en torno de Cuba.
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