La Nación Line. Buenos Aires, febrero 13, 2001.
"Fidel tiene razón", dijo Maradona
El futbolista avaló dichos de Castro
El ex futbolista Diego Maradona opinó ayer que Fidel Castro "tiene
razón" al acusar a la Argentina de "lamer la bota yanqui",
si vuelve a votar en condena a Cuba ante la Comisión de Derechos Humanos
de las Naciones Unidas, con sede en Ginebra.
"Fidel tiene razón", dijo Maradona cuando un periodista lo
consultó sobre la escalada diplomática entre el gobierno argentino
y el de Castro. Así, el ex futbolista se colocó del lado del
mandatario cubano, para destacar sus diferencias con la postura oficial y su
simpatía por quien gobierna la isla desde hace más de 42 años.
Las consideraciones del ex número 10 del seleccionado de fútbol
argentino, que goza de ciudadanía cubana, fueron comentadas ayer al
canciller Adalberto Rodríguez Giavarini, durante la conferencia de prensa
ofrecida junto con el canciller de Brasil, Celso Lafer.
"Todos los ciudadanos argentinos tienen la libertad para manifestar su
opinión", fue el primer comentario del jefe del Palacio San Martín,
respecto de las palabras de Maradona.
Inmediatamente, Rodríguez Giavarini sonrió. No pareció
sorprendido por la opinión del ex futbolista, que vivió en esa
isla para cumplir un tratamiento de recuperación antidrogas.
Luego, el canciller argentino aclaró que respetaba las
consideraciones de todos los argentinos "sean conocidos, famosos o no",
pero que pese a tales estimaciones "sólo le corresponde al Gobierno
administrar esta situación".
"Entonces -continuó- vamos a buscar desde aquí los
criterios que lleven a respetar y guíen a los derechos humanos".
La ironía de la disputa Cuba-Argentina
Por Andrés Oppenheimer
MIAMI.- La gran ironía de la acusación de Fidel Castro acerca
de que la Argentina está "lamiendo la bota yanqui" es un
detalle histórico del que pocos se acuerdan: el propio Castro fue un gran
aliado de la dictadura militar que gobernó la Argentina entre 1976 y
1983.
Algunos de nosotros lo recordamos bien. Y dos funcionarios norteamericanos
que encabezaron los esfuerzos del presidente Jimmy Carter por condenar los
abusos a los derechos humanos del régimen militar argentino me
confirmaron esta semana que Castro le dio un apoyo diplomático crucial a
la junta militar argentina.
Ese detalle pasó casi inadvertido la semana pasada, cuando Castro
acusó al gobierno del presidente Fernando de la Rúa de estar
planeando repetir el voto argentino contra Cuba en la Comisión de
Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas en abril.
Castro, que vivió durante tres décadas de la Unión Soviética,
acusó a la Argentina de "lamer la bota yanqui" y arremetió
contra la política económica argentina.
El gobierno argentino reaccionó con previsible indignación,
enviando una nota de protesta y llamando a su embajador en La Habana para
consultas "por tiempo indefinido". El canciller argentino, Adalberto
Rodríguez Giavarini, dijo que el discurso de Castro bordeaba la "irracionalidad",
además de ser una intervención en los asuntos internos de la
Argentina. Ojalá el canciller hubiera ido más lejos. Podría
haber dicho que hubiera deseado que Castro apoyara al gobierno democrático
argentino como apoyó en su momento a la dictadura militar que hizo
desaparecer entre 9000 y 30.000 personas.
En efecto, en 1980 y 1981, cuando el gobierno de Carter trató de
lograr una condena a la Argentina en la Comisión de Derechos Humanos de
las Naciones Unidas en Ginebra, Cuba se opuso tenazmente y ayudó a crear
un bloque de países para frenar la moción.
Patricia Derian, que fue subsecretaria de Estado para los Derechos Humanos
del gobierno de Carter, me señaló esta semana que "los
argentinos y los cubanos trabajaron juntos para bloquear la moción de
condena durante todo el período de la junta militar".
Roberta Cohen, la asistente de Derian, participó personalmente en los
debates de Ginebra en 1980, en los que Estados Unidos buscaba una condena que
mencionara explícitamente las desapariciones en la Argentina. "Fue
una negociación muy difícil: los rusos y los cubanos no querían
hacer nada contra la Argentina", recordó Cohen.
Al final, la junta militar argentina y Cuba lograron que se aprobara una
resolución débil, en la que se condenaban las desapariciones en
general pero sin mencionar a la Argentina. ¿Por qué le dio Castro
todo su apoyo diplomático a la dictadura militar argentina, incluso
cuando Cuba estaba dándoles refugio a guerrilleros argentinos?
Las razones
Primero, porque Castro temía que una condena de la ONU por
violaciones a los derechos humanos en la Argentina sirviera como precedente para
una condena similar contra Cuba.
Segundo, porque la junta militar argentina estaba ayudando a Cuba a bloquear
una propuesta de Estados Unidos a favor del disidente ruso Andrei Sakharov.
Tercero, porque la dictadura argentina había quebrado el embargo
norteamericano de granos a la Unión Soviética en 1979, tras la
invasión rusa a Checoslovaquia, y el régimen argentino estaba
haciendo grandes negocios con Moscú. La Argentina cuadruplicó sus
ventas de granos a Rusia en 1980, y llegó a exportar el 60% de sus granos
a la Unión Soviética.
Podría seguir con muchos otros ejemplos del apoyo de Cuba a la
dictadura argentina, que llegó a su punto culminante con el entusiasta
apoyo de Castro a la invasión argentina de las Malvinas en 1983.
Pero la explicación es muy simple, y ojalá los pocos
admiradores que le quedan a Castro en América latina la entendieran:
Castro y los generales argentinos tenían mucho de parecido; en especial,
una aversión común a la democracia y los derechos humanos. Por eso
no debería sorprender a nadie que se llevaran tan bien.
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