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Febrero 8, 2001



Noticias de Cuba

La Nación Line

La Nación Line, Buenos Aires. Febrero 8, 2001.

No descartan la ruptura de relaciones

Lo advirtió Rodríguez Giavarini; el embajador cubano cargó contra este funcionario y rechazó la protesta argentina

El conflicto diplomático con Cuba alcanzó ayer su punto de mayor tensión y el cancillerAdalberto Rodríguez Giavarini no descartó la ruptura de relaciones con la isla, en una entrevista con La Nación (sobre lo que se informa por separado).

El embajador cubano, Alejandro González Galiano, devolvió ayer la carta protesta que le había hecho llegar anteayer el gobierno argentino y entregó una propia en la que ataca específicamente a Rodríguez Giavarini con el argumento de que ya ha decidido votar nuevamente contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en abril próximo.

González Galiano entregó la nota al vicecanciller, Horacio Chighizola, que lo recibió en la sede del ministerio de Relaciones Exteriores.

Por la tarde, también la Cancillería devolvió a la representación cubana la carta de protesta por considerar que las expresiones vertidas en ella eran "agraviantes e injuriosas".

"Es evidente que están escalando y nosotros seguiremos contestando en todas las instancias", advirtió a La Nación Rodríguez Giavarini desde Nueva York, luego de leer los cables con las declaraciones del embajador cubano, que lo acusaba de haberle "clavado un puñal".

"Lamebotas"

El conflicto estalló el sábado último, cuando el presidente cubano, Fidel Castro, cargó contra la Argentina en el discurso de cierre de un encuentro de economistas.

Castro dedicó varios párrafos de su discurso de seis horas a fustigar la que cree que será la posición argentina sobre Cuba en la próxima reunión de la OEA, en Ginebra:la condena a la política de derechos humanos del gobierno de la isla. Así votó Argentina el año último, causando un serio debate interno en el gobierno de la Alianza.

En su discurso, Castro achacó el mote de "lamebotas yanqui" al gobierno de De la Rúa y sugirió que el Obelisco fuera reemplazado por una bandera norteamericana.

El gobierno argentino aseguró que aún no había resuelto cómo votaría en abril en Ginebra y protestó llamando a su embajador, Oscar Torres Avalos, que llegó a Buenos Aires el lunes a primera hora. También suspendió una misión comercial que pensaba enviar a la isla la semana próxima.

Luego, tuvo acceso al texto completo de las declaraciones de Castro, que resultaron más ofensivas de lo que se había pensado. La Cancillería envió entonces su carta protesta, con el resultado ya descripto.

Mañana, cuando Rodríguez Giavarini esté de regreso de su gira por Estados Unidos, el Gobierno podría resolver la expulsión el embajador cubano y el cese de relaciones.

Silencio presidencial

Por el momento, Fernando de la Rúa se ha mantenido al margen de la polémica pública. Su vocero explicó que el Presidente no hablará sobre el tema por el momento. En la Casa Rosada se intentó dar una imagen de tranquilidad, pero en privado dejaron traslucir la inquietud por el nivel que alcanzó el conflicto.

El ex presidente Raúl Alfonsín intentó bajar el tono de la polémica y sostuvo, en una entrevista que publicó ayer La Nación, que las palabras de Castro, que condenó, no debían interferir con la votación en la OEA. Alfonsín auspicia la abstención.

El jefe del Frepaso, Carlos Alvarez, afirmó, por su parte, que la Argentina debería votar junto con sus pares del Mercosur, es decir, diferente a cómo votó el año último.

Se agravó la tensión diplomática con Cuba

Fuerte rechazo a las explicaciones del embajador de La Habana en Buenos Aires

La Cancillería las calificó de "injuriosas y agraviantes"

Desde Nueva York, Rodríguez Giavarini no descartó una eventual ruptura de relaciones con el gobierno de Castro

Las relaciones diplomáticas entre la Argentina y Cuba llegaron ayer a su punto de máxima tensión.

Las explicaciones brindadas por el embajador Alejandro González Galiano fueron consideradas por el vicecanciller Horacio Chighizola como "injuriosas y agraviantes". Fidel Castro respondió por escrito que Cuba no tiene "nada que justificar".

Desde Nueva York, el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini anticipó a La Nación que "reaccionaremos racionalmente pero con firmeza" y no negó que el Gobierno pueda decidir romper las relaciones diplomáticas con la isla caribeña.

González Galiano aseguró ayer, en una rueda de prensa tras su encuentro con Chighizola, que "hemos revelado la nueva puñalada por la espalda que se pretende asestar al pueblo de Cuba desde el conciliábulo de Washington (en relación con el encuentro del lunes último entre Rodríguez Giavarini y el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell), lo cual ha irritado al canciller" argentino.

La situación de tensión entre ambos países se inició el sábado último cuando se conoció que Fidel Castro acusó a la Argentina de "lamer la bota yanqui", ante la posibilidad de que nuestro país vote junto con los Estados Unidos, en el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, una sanción por las presuntas violaciones a los derechos humanos en la isla que gobierna hace cuarenta años Fidel Castro.

En medio de esta controversia, en la que el canciller una vez más se negó a anticipar cómo votará la Argentina en Ginebra, el ex vicepresidente Carlos Alvarez advirtió que el Gobierno debe "romper la idea de obsecuencia, de seguimiento automático" de la postura que impulsará Estados Unidos.

"Reaccionaremos racionalmente, pero con firmeza", dijo el canciller Alvarez, contra la idea de obsecuencia hacia EE. UU.

El ministro aseguró que "seguiremos contestando en todas las instancias"

NUEVA YORK.- Para mostrar la dimensión del disgusto del gobierno argentino con Fidel Castro, el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini no descartó ayer que la posibilidad de que la crisis diplomática con Cuba pueda seguir escalando hasta el punto de la ruptura de las relaciones diplomáticas.

El canciller argentino leyó en su suite de un hotel en Nueva York los cables sobre la conferencia de prensa en la que el embajador cubano en Buenos Aires, Alejandro González Galiano, decía que Castro no tiene "nada que justificar". Aunque haya calificado de "lamebota yanqui" al gobierno de la Alianza.

"Siguen en la línea de endurecimiento que quiere promover Castro. Es evidente que están escalando, y nosotros seguiremos contestando en todas las instancias", evaluó Rodríguez Giavarini en diálogo con La Nación.

Como resultado de las afirmaciones de Castro, la Cancillería convocó en consulta al embajador argentino en La Habana, entregó una nota de protesta y suspendió una misión comercial que debía viajar el 16 de este mes a Cuba.

-Luego de las declaraciones del embajador González Galiano, que insiste en la misma línea, ¿habrá una nueva respuesta?

-Vamos a reaccionar racionalmente, pensando bien, y que del otro lado está el pueblo cubano. Pero con la firmeza necesaria. No nos vamos a apurar. Lo vamos a pensar y vamos a contestar. Seguro que habrá respuesta.

-¿Evalúa romper las relaciones bilaterales? ¿Esta crisis puede llegar a esa instancia?

-A esa pregunta no le voy a hacer ningún comentario.

La decisión del presidente De la Rúa de acompañar la resolución que suelen impulsar los Estados Unidos -y de marcar así una continuidad con la política menemista- había generado una crisis interna de la Alianza.

Raúl Alfonsín hizo público su disgusto, y volvió ayer a pedir, en una entrevista con La Nación, que la Argentina se abstenga en Ginebra, como sucedía durante su gestión.

-¿Qué opina de las declaraciones de Alfonsín?

-El doctor Alfonsín dijo que eso era lo que él pensaba. Dijo también que, en última instancia, son el Presidente y el canciller los que deciden, y yo no anticipé ni voy a anticipar nada.

La situación de los derechos humanos en Cuba fue uno de los temas que abordó el canciller durante su entrevista con el secretario de Estado, Colin Powell, según contó Richard Boucher, vocero del Departamento de Estado. Hablaron, en particular, sobre los dos ciudadanos checos que fueron detenidos durante un mes en La Habana por entrevistar a disidentes del régimen castrista, y Rodríguez Giavarini hizo un recuento de la crisis diplomática bilateral, según fuentes norteamericanas.

-Alfonsín también dijo que el gobierno no quiere ser clientela cautiva de los Estados Unidos...

-Coincido totalmente. No podemos ser clientela cautiva de ningún país. La Argentina lleva adelante una política de acuerdo con los intereses nacionales. Eso no quita que deseamos tener una muy buena relación con los Estados Unidos, y la tenemos. Este viaje lo ha reafirmado plenamente, dado el nivel de coincidencias que hemos encontrado.

-¿Percibió algún cambio en la política de los Estados Unidos hacia América latina con la llegada de George W. Bush a la Casa Blanca?

-La administración recién se está haciendo cargo. Pero es evidente que el énfasis es muy particular en América latina y el libre comercio. Noto una predisposición fuerte hacia la región, y en este sentido, la Cumbre de las Américas (en abril, en Canadá) será muy orientadora para el futuro.

-¿Cómo ve al Mercosur el nuevo gobierno norteamericano en relación con la Asociación de Libre Comercio de las Américas (ALCA)?

-Cuando mencioné al Mercosur, y lo hice en todas las entrevistas, no noté para nada una actitud negativa. Todo lo contrario. Saben que estamos trabajando con el Mercosur, está claro que hicimos un gran esfuerzo con Brasil para relanzarlo este año, y que al mismo tiempo estamos trabajando con el ALCA. Los hechos están mostrando que es un proceso de convergencia, y no de choque.

-El caso de Chile, que negocia un acuerdo bilateral con los Estados Unidos, ¿es una vía posible para la Argentina?

-Creemos que lo mejor para la Argentina es profundizar el Mercosur y crear la musculatura para ingresar en el acuerdo de libre comercio en las mejores condiciones posibles.

-Chile está por adquirir aviones F.16 y un sistema de misiles tan sofisticado que quedaría bajo custodia norteamericana. ¿Tocó el tema en Washington?

-Esta es una decisión del gobierno chileno, y si tengo algo que hablar, lo hablo con nuestros amigos chilenos. La Cancillería argentina no tiene ningún comentario para hacer, salvo decir cuál es nuestra posición que es no entrar en ninguna carrera armamentista. Todo el mundo sabe las graves dificultades presupuestarias que tenemos. Si bien la defensa es una prioridad, tenemos que darles importancia a nuestras metas fiscales y satisfacción a las demandas sociales.

Rodríguez Giavarini parece preservar siempre la calma. Al final de la entrevista insistió en que las declaraciones de Castro habían sido un "insulto gratuito". Cuando posó para las fotos en la calle, uno de sus asesores le advirtió que estaba bajo la bandera norteamericana, y entonces prefirió seguir caminando.

Alvarez, contra la idea de obsecuencia hacia EE. UU.

Por María O'Donnell Corresponsal en EE. UU.

El líder del Frepaso, Carlos "Chacho" Alvarez, advirtió ayer que el Gobierno debe "romper la idea de obsecuencia, de seguimiento automático" hacia Estados Unidos y reclamó "un voto común" con el Mercosur cuando la Argentina deba pronunciarse en las Naciones Unidas sobre Cuba y sus presuntas violaciones de los derechos humanos.

No obstante, coincidió con la postura de la Cancillería en cuanto a que Fidel Castro cometió una "ofensa" hacia la Argentina cuando trató a sus gobernantes de "lamebotas de los yanquis" en la posición de votar en contra de Cuba.

"Las palabras de Castro es evidente que no son favorables a un país que debe tener relaciones normales, buenas, con el principal país del mundo, pero tenemos que romper esta idea de obsecuencia, de seguimiento automático, porque los países tenemos muchas coincidencias que hay que profundizar y también podemos tener diferencias que tienen que ver con los intereses nacionales", aseveró Alvarez.

Cuarenta años de vínculos conflictivos

Castro y su trato con nuestro país

Las relaciones entre la Argentina y Cuba acusan golpes de fuerte tensión y pomposas reconciliaciones casi desde que Fidel Castro tomó el poder en la isla.

En más de 40 años de historia se vivieron episodios tan dispares como el envío de naves de guerra argentinas hacia el Caribe durante la crisis de los misiles en 1962 y el apoyo del régimen castrista a la posición nacional durante la Guerra de las Malvinas, 20 años después.

La Argentina se pronunció en contra del gobierno de Castro desde que éste anunció su alineamiento con la Unión Soviética, aunque la ruptura de las relaciones diplomáticas no se produjo hasta febrero de 1962.

Unos meses antes la reunión entre el presidente Arturo Frondizi, y el revolucionario Ernesto "Che"Guevara había enardecido a las Fuerzas Armadas. La cúpula militar exigió explicaciones al Presidente, que debió ratificar la política sobre Cuba.

Tras romper relaciones y participar con dos naves del sitio a la isla encabezado por los Estados Unidos por la instalación de misiles soviéticos, la Argentina fue uno de los países más beligerantes contra Castro.

Las relaciones diplomáticas se reanudaron en 1973, durante el gobierno de Héctor Cámpora. Poco después, Castro y Juan D. Perón intercambiarían elogios y deseos de buena suerte en una serie de cartas difundidas en forma oficial.

Con la llegada del Proceso, las relaciones volvieron a resquebrajarse. Pese a ello, Castro apoyó la acción argentina en las Malvinas.

Durante el gobierno de Raúl Alfonsín la Argentina se negó a votar en contra de Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. El radical fue el único presidente argentino que visitó Cuba durante el castrismo. Lo recibió una multitud, en 1986.

Todo volvió a cambiar con Carlos Menem. La Argentina empezó a pedir la democratización de Cuba. Castro tildó a Menem de "vendido" cada vez que pudo. Eso sí, nunca fallaron en su intercambio de vinos y cigarros.

En abril último, con el actual gobierno, la Argentina condenó a Cuba otra vez. Castro respondió con el retiro de su embajador. Tardó ocho meses en mandar otro y dos más en volver a encender la mecha con las acusaciones al gobierno de la Alianza, ante la inminencia de un nuevo voto de condena

De la Rúa sigue sin hablar sobre el tema

Según su vocero, hay "total serenidad"

Las durísimas palabras que el embajador cubano en Buenos Aires, Alejandro González Galiano, pronunció sobre la Cancillería no alteraron el ritmo cotidiano del presidente Fernando de la Rúa.

El primero mandatario no sólo mantuvo el mutismo sobre el tema, sino que hizo gala de buen humor y tranquilidad durante toda la jornada.

Mientras espera el regreso del canciller Adalberto Rodríguez Giavarini, De la Rúa mantuvo un nuevo encuentro con el vicecanciller Horacio Chi-ghizola. Este funcionario ha sido el encargado de mantenerlo informado sobre una situación que anoche calificaban en Balcarce 50 de "extremadamente compleja".

El vocero del Presidente, Ricardo Ostuni, explicó anoche a La Nación las razones del prolongado mutismo presidencial: "En la Casa Rosada el tema de Cuba se vive con total serenidad porque se está haciendo cargo quien debe hacerlo, es decir, la Cancillería", dijo.

Según el vocero, "el Presidente no va a tratar el tema Cuba. El asunto va a quedar en la Cancillería en tanto ésta no considere que haya que elevarlo a la Presidencia".

Más allá de los cruces diplomáticos, altas fuentes de la Casa Rosada informaron a La Nación que Cuba mantiene con la Argentina una deuda de alrededor de 1500 millones de dólares, gestionados como un crédito durante el gobierno de Raúl Alfonsín. "Involucrar al Presidente en esto sería caer en el riesgo de afectar otro tipo de intereses con la isla", explicaban anoche en Gobierno.

La cautela de De la Rúa responde también, según la misma fuente, a los deseos de Alfonsín, quien públicamente expresó su deseo de que la relación bilateral no llegue a un punto sin retorno.

Más allá de la tormenta con Cuba, De la Rúa ocupó su día con reuniones y conferencias. Al mediodía se reunió a solas con dos peronistas: el senador Eduardo Menem, quien le planteó su preocupación por los problemas de la cosecha de vid en La Rioja, y con el gobernador bonaerense, Carlos Ruckauf.

Con Ruckauf, lejos de Cuba

El encuentro a solas con el gobernador, con quien participó de un acto en la Casa de Gobierno para construir un hospital en Ezeiza -que fue donado por Aeropuertos Argentina 2000, la empresa de Eduardo Eurnekian-, fue breve, pero alcanzó para que ambos acordaran bajar los decibeles de la pelea que mantuvieron en las últimas semanas.

Por la tarde, con una sensación térmica de 36 grados, De la Rúa salió caminando de la Casa Rosada rumbo al Palacio de Hacienda, donde brindó una conferencia de prensa sobre créditos para las Pyme junto al ministro José Luis Machinea (sobre lo que se informa en la sección Economía).

Lo acompañaban el secretario general de la Presidencia, Horacio Jaunarena, y su secretario privado, Leonardo Aiello. Dos jóvenes soldados y una niña de siete años que se soltó del brazo de su madre lo interceptaron y le pidieron fotos. De la Rúa aceptó de muy buen humor.

La firma de nuevos decretos, que se esperaba para ayer, quedó postergada hasta hoy luego de que De la Rúa conversó sobre el tema durante 45 minutos con Machinea y el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, tras la presentación de los créditos para las Pyme.

"Rodríguez Giavarini nos clavó un puñal"

El embajador cubano atacó al canciller argentino en una conferencia de prensa; dijo que está fraguando "una nueva traición"

Si había alguna posibilidad de reconciliación, Cuba decidió destrozarla y ascender varios escalones más en la guerra verbal con la Argentina.

Lo hizo ayer por medio de una carta en la que lo único medianamente amable y diplomático estaba al final: el embajador cubano en Buenos Aires, Alejandro González Galiano, le mandó respetuosos saludos al canciller Adalberto Rodríguez Giavarini. Pero esas palabras resultaron huecas comparadas con el resto de la misiva, un rosario de agresiones que promete extender la escalada verbal entre Cuba y la Argentina por bastante tiempo más.

El diplomático cubano esmeró su prosa caribeña para pelearse en términos bastante originales con el gobierno de la Alianza. El escrito, que entregó en mano al vicecanciller Horacio Chighizola, acusa a Rodríguez Giavarini de "sumarse a la política de agresión encabezada por Estados Unidos" y dice que no hay "nada que desmentir ni justificar" sobre los insultos de Fidel Castro al gobierno de la Alianza.

El líder cubano había acusado a la Argentina de "lamer la bota de los yanquis" por haber votado contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Ofendida, la cancillería argentina devolvió la carta del diplomático cubano y anoche estudiaba nuevas medidas. Desde Washington, donde se encuentra en visita oficial, Rodríguez Giavarini se comunicó con el presidente De la Rúa y evaluaron alternativas. Fuentes diplomáticas consignaron que una agresión de este tipo ameritaba que la Cancillería echase de la Argentina al embajador cubano.

La tradición diplomática indica que en estos casos se le otorga al embajador un plazo perentorio para abandonar el país.

El representante cubano en Buenos Aires eligió subir el conflicto a temperaturas tropicales convocando a una conferencia de prensa en la sede de su embajada, en el barrio de Belgrano. Con el póster de Ernesto "Che" Guevara a sus espaldas y una decena de periodistas atentos a sus palabras, González Galiano leyó un escrito repleto de términos desempolvados del diccionario de la Guerra Fría. Sus palabras incendiarias no dejaron mucho espacio para las negociaciones. Pareció más una declaración de guerra que un intercambio diplomático.

Cargó especialmente contra Rodríguez Giavarini, al calificar de "puñalada en la espalda" del pueblo cubano el voto de la Argentina en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas del año último, cuando se condenó al gobierno de Castro.

"Nueva traición"

Al referirse a cómo votará este año la Argentina, el embajador dijo: "Cuba no tiene absolutamente ninguna duda de que se está fraguando una nueva traición animada particularmente por el canciller Giavarini y es deber nuestro denunciar desde hoy y oportunamente esta intención que pretende arrastrar al gobierno de la Alianza hacia ese nuevo ejercicio contra el pueblo cubano".

El blanco que el embajador realizó en el canciller responde a una estrategia premeditada. González Galiano es consciente de las divergencias que el voto contra Cuba creó en el seno de la Alianza y su discurso trabajó sobre ellas. El lunes último, cuando ya había explotado el escándalo, se reunió con el ex presidente Raúl Alfonsín, que pretende que la Argentina se abstenga en la próxima votación de las Naciones Unidas.

Quienes quieren fumar la pipa de la paz con Cuba -entre los que se encuentra gran parte del radicalismo, incluido el embajador en La Habana, Oscar Torres Avalos- pretendían bajar la tensión del conflicto para intentar revertir la posición de la Cancillería en torno del voto en la ONU. Pero el representante cubano se ocupó de dar por tierra con sus mediaciones.

El diplomático se preocupó por repetir en varias oportunidades que Rodríguez Giavarini se encontraba "en Washington", como para destacar su tesis de que la política exterior de la Argentina está dictada por el gobierno norteamericano.

El antiimperialismo cubano es tan acérrimo que abarca hasta las bebidas: los periodistas que acudieron a la conferencia de prensa fueron convidados con Deep-Cola, una imitación barata de la Coca-Cola.

González Galiano intentó distender el ambiente con un chiste inicial recordando sus años como vocero del gobierno cubano en La Habana, pero el clima no estaba para humoradas. Sin más, el embajador leyó el texto de corrido -era evidente que había sido redactado con especial atención por el gobierno cubano- y sólo se detuvo para secarse el sudor. El calor en la sala era insoportable y ni siquiera los cubanos parecían cómodos.

El embajador dijo que había devuelto la nota de protesta enviada por la Cancillería por considerar que contenía un tono y un espíritu amenazadores. "Cuba -arengó- no acepta ni amenazas ni chantajes, no los ha aceptado nunca . Cuba tiene una larga historia de dignidad, hemos resistido todas las agresiones del más poderoso de los imperios."

Luego se refirió a la historia argentina, a la que calificó de fértil en actitudes "inamistosas" hacia su país. Citó, como ejemplos, el aislamiento al que se sumó la Argentina durante el gobierno de Arturo Frondizi y el "odio visceral" del gobierno de Carlos Menem. La tercera instancia de esa animosidad era el voto de la actual administración en la Comisión de Derechos Humanos.

Agresiones

Según el embajador, con esa votación la Argentina se alineó con Estados Unidos para agredir a la isla "en un momento difícil para Cuba, cuando se estaba librando una colosal batalla" para repatriar a Elián González, el niño balsero cubano. González Galiano consideró que la votación ante las Naciones Unidas es una "excusa" de Estados Unidos para mantener el bloqueo comercial.

El embajador hizo suyo el razonamiento de Castro al considerar que Rodríguez Giavarini viajó a Washington para canjear el voto contra Cuba en la ONU por el blindaje financiero. Luego se quejó de que el canciller conversase sobre Cuba con su par norteamericano, Colin Powell.

Dijo que no se debían ventilar cuestiones sobre un país ante terceros e intentó ser irónico al considerar que Cuba nunca discutiría con extraños "el grave problema de desempleo" de la Argentina ni sus divergencias con el modelo económico o sus dudas con respecto a la situación de las cárceles.

Sobre el final, el embajador rescató la figura del general San Martín y de Ernesto "Che" Guevara. También dijo que Cuba siente un profundo respeto por el pueblo argentino y que lo demostró en la guerra de las Malvinas.

No hubo mucho más, González Galiano terminó su arenga, se levantó y se fue. No aceptó preguntas.

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