MÉXICO. Enrique Serbetocorresponsal.
ABC, España. Abril 16, 2001
Con intensidad sin precedentes, el Gobierno cubano ha puesto en marcha una
gran ofensiva diplomática para evitar su condena en la Comisión de
Derechos Humanos de Naciones Unidas. Este miércoles está prevista
la votación de una moción de la República Checa en la que
se critica la política de La Habana en materia de respeto a los derechos
y libertades básicas de sus ciudadanos.
El ministro de Defensa cubano, Raúl Castro, reconoció ayer
mismo que Cuba ha estado llamando a los «países amigos» que
forman parte de esa Comisión para tratar de evitar que salga adelante la
resolución presentada por el Gobierno de Praga y apadrinada por Estados
Unidos. La resolución, tal como se conoce hasta ahora, condena en términos
parecidos a años anteriores las violaciones a los Derechos Humanos en
Cuba pero ha dejado la puerta abierta para que en el último momento se
pueda añadir una crítica a las «medidas unilaterales»,
en referencia al bloqueo norteamericano, como medio de atraer la simpatía
de algunos países que aún no han definido su posición.
DENUNCIADA LA PROPIA COMISIÓN
La estrategia de Cuba ha sido este año probablemente la más
intensa en las últimas votaciones e incluyó una visita a Ginebra
del ministro de Relaciones Exteriores, Felipe Pérez Roque, para poner en
duda la misma validez de la Comisión en sus estructuras actuales que a su
juicio está siendo «amenazada por el descrédito y dividida
entre países desarrollados que dominan y dominados del tercer mundo».
También dijo Pérez Roque que el personal que trabaja en esta
Comisión proviene en su mayor parte de los países occidentales, lo
que a su juicio presupone una afinidad hacia las posiciones críticas con
su país, así como hacia la práctica «impuesta por
Estados Unidos» de fijar la atención en los derechos civiles y políticos
en lugar de lo que Cuba considera derechos más importantes como «a
la alimentación y la salud» y a seleccionar «por razones políticas»
a los países a los que se investiga.
Cuba también se ha servido de los estatutos de la Comisión y
ha acreditado a una media docena de supuestas Organizaciones No Gubernamentales
que han tenido ocasión de intervenir y sugerir posiciones favorables a La
Habana en los debates en Ginebra. Ninguna de estas organizaciones podría
demostrar su autonomía financiera u operativa del Gobierno cubano y
algunas son tan oficiales como la Federación de Mujeres Cubanas,
presidida por Vilma Espín, esposa de Raúl Castro y miembro del
Consejo de Estado, el órgano de más rango en el organigrama del régimen
cubano.
OFENSIVA DIPLOMÁTICA
Entre los países a los que Cuba ha dirigido prioritariamente su
ofensiva diplomática figura México, que en la última votación
se abstuvo por primera vez y favoreció así la condena de Cuba. El
actual canciller mexicano, Jorge Castañeda, había dado muestras de
que este año tenía planes de promover «una posición más
activa en defensa de los Derechos Humanos» pero la semana pasada anunció
que México volverá a abstenerse. El argumento oficial ha sido la
excesiva politización de la resolución checa, aunque se considera
que el elemento más definitivo fue una moción del Parlamento
pidiendo un voto favorable a Cuba en un momento en el que el Gobierno de Vicente
Fox necesita especialmente el apoyo de los diputados y senadores. Fidel Castro
en persona recibió durante más de cuatro horas a los delegados
mexicanos que asistieron a la reunión de la Unión
Interparlamentaria que se celebró a primeros de mes en La Habana, como
muestra del interés que la posición mexicana tenía para él.
El año pasado, Cuba fue derrotada sólo por un voto de diferencia. |