Muere el autor cubano cuya detención generó el divorcio
entre la intelectualidad y Castro
BARCELONA. Redacción y agencias.
La Vanguardia Digital - - 03:31 horas
- 27/09/2000
La luna de miel entre la intelectualidad izquierdista occidental y el régimen
comunista de Fidel Castro sufrió una primera y grave crisis hace ya 30 años,
en 1971, a raíz del encarcelamiento del poeta Heberto Padilla y del
subsiguiente caso Padilla. Un caso que puede ahora darse por cerrado con la
muerte del autor cubano en Estados Unidos a causa de un infarto.
Padilla, que contaba 68 años y daba clases en la Universidad de
Auburn, en Fort Worth, no acudió el lunes a su cita académica y
fue hallado muerto, poco después, en su domicilio, según publicó
ayer "The Miami Herald".
El caso Padilla, que marcó el inicio del divorcio entre la
intelectualidad occidental y el régimen castrista, tuvo su origen en la
publicación, en 1968, del poemario "Fuera de juego". Dicho
libro mereció en un primer momento el principal galardón literario
cubano, concedido por la Unión de Escritores y Artistas Cubanos. Pero las
críticas a la revolución castrista que contenía acabaron
provocando el encarcelamiento, en 1971, del autor.
Las represalias no terminaron aquí. Padilla fue torturado y obligado
a retractarse y a renegar de sus críticas al gobierno comunista en una
declaración pública dirigida a la Unión de Escritores y
Artistas Cubanos.
El arte como arma
Este episodio causó la reacción de numerosos intelectuales y
un primer desencanto generalizado respecto a los métodos de la revolución
cubana. Desde Mario Vargas Llosa hasta Octavio Paz y Julio Cortázar,
pasando por Simone de Beauvoir o Jean-Paul Sartre, Marguerite Duras, Jaime Gil
de Biedma, Alberto Moravia, Pier Paolo Passolini, Alain Resnais o Juan Rulfo,
una larga lista de escritores, cineastas y pensadores firmaron una carta en la
que pedían explicaciones al gobierno de La Habana y denunciaban unos
modos de actuación que les recordaban poderosamente a los de los procesos
de Moscú.
Fidel aprovechó la ocasión para establecer una nueva política
cultural, que se resumía en la siguiente consigna: "El arte es un
arma de la revolución". Además, calificó la cultura
como una actividad de masas e insistió en el reconocimiento del
marxismo-leninismo como instrumento válido para interpretar la realidad,
lo que conducía inevitablemente a un arte muy ideologizado.
De todos modos, y debido a las presiones internacionales y el creciente
descrédito, Castro se vio obligado a liberar a Padilla, quien dejó
la prisión para seguir bajo arresto domiciliario.
Más tarde, en 1980, y merced a otra campaña internacional,
esta vez dirigida por el senador norteamericano Edward Kennedy, Heberto Padilla
logró salir de Cuba, con destino a Estados Unidos, donde ha residido los últimos
veinte años de su vida, trabajando como profesor en las universidades de
Princeton, Nueva York, Miami y Auburn (en Alabama).
Nacido en Pinar del Río en 1932, Heberto Padilla ha sido considerado
una de las figuras importantes de la poesía cubana de la segunda mitad
del siglo XX. Alineado con los principios de la revolución cubana,
Padilla desempeñó diversos cargos de confianza en los primeros
tiempos de este movimiento. Entre ellos, el de corresponsal de Prensa Latina en
Nueva York, y el del miembro del consejo de dirección del Ministerio de
Comercio Exterior, bajo la dirección entonces de Che Guevara. Después,
poco a poco, empezó a distanciarse del régimen cubano y a
convertirse en uno de los primeros disidentes intelectuales e ideológicos.
Traductor de Keats, Shelley, Byorn y Blake, también de Eliot, Heberto
Padilla es autor de una notable obra poética y narrativa, entre la que
destacan títulos como "Las rosas audaces", "El justo
tiempo humano", "Fuera de juego", "El hombre junto al mar",
la novela "En mi jardín pastan los héroes" y la
autobiografía "Mala memoria".
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