Deficiencia política de empleo
en Pinar del Río
Víctor Rolando Arroyo, UPECI
PINAR DEL RIO, septiembre - El problema del empleo en el territorio pinareño
va más allá de la simple oferta de una ubicación laboral.
La frustración está latente en varios miles de jóvenes
graduados de centros politécnicos y universidades, pues no hay una plaza
de trabajo acorde con los estudios concluidos.
Según fuentes oficiales, el actual índice de desocupados es de
un "aceptable 4,2 por ciento menos que en 1999". Pero muy pocos aquí
confían en esa cifra, y mucho menos en tal justificación.
Investigaciones realizadas por activistas del Frente Democrático para
la Libertad en Cuba (FDLC) revelan que los jóvenes se quejan de que la
ubicación laboral posterior a su graduación no se relaciona con
los estudios cursados. Por tal motivo, son incalculables las pérdidas
intelectuales que sufre esta región del país.
Especialistas en Química de los Alimentos fueron ubicados como
vendedores ambulantes de fiambres y graduados en Farmacología despachan
los pocos medicamentos existentes en una derruida farmacia.
Tal vez el caso más crítico lo constituyen los miles de
graduados de los Institutos Politécnicos Agropecuarios (IPA), porque más
de la mitad ni siquiera se acercan a conocer el ambiente laboral para el cual
fueron formados. Ellos aducen falta de condiciones de trabajo y junto a esto un
serio atraso tecnológico en esa actividad. "No estudiamos para
trabajar con azadas y bueyes", se quejan algunos de esos muchachos.
El sector agrícola representó el 91,7 por ciento de los
empleos ofertados en Pinar del Río durante el año 1999. No
obstante, el 75 por ciento quedó vacante, lo que indica el rechazo real
de esa actividad o sea la primera en importancia en esta provincia.
Entre los entrevistados prevalecieron las críticas a la politización
de los empleos, en especial de aquellos vinculados al turismo, la informática
y los comercios dolarizados.
El trabajo por cuenta propia dejó ya de ser una opción, porque
las regulaciones impuestas se han convertido en el principal depredador de esa
actividad, que pierde atractivo y lejos de expandirse se reduce a las aceptadas
como "legales" para los funcionarios a cargo de ese sector. Esto
explica en cierta medida el fomento de otras manifestaciones de trabajo por
cuenta propia marginal, que muchas veces conducen al delito.
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