Estímulos interiores
Claudia Márquez Linares, Grupo Decoro
LA HABANA, septiembre - No sólo basta para salir de Cuba haber pagado al Estado varios cientos de dólares en trámites migratorios, pues para algunos eso no significa que hayan obtenido el permiso de salida. La retención de la tarjeta blanca (permiso de emigración)
por parte de las autoridades se ha puesto de moda en los últimos tiempos, y muchos podrían ser los objetivos de esa actitud que provoca tanto malestar en los afectados.
Un amigo disidente, que desde hace tres meses obtuvo la visa para viajar a Estados Unidos y es víctima de esa arbitrariedad, me comentó que no le quedaría otra alternativa que irse en una balsa porque aún no le dan el permiso de salida.
Según declaraciones del canciller cubano Felipe Pérez Roque "la existencia de la Ley de Ajuste Cubano constituye la principal causa de estímulo a la emigración ilegal desde Cuba". Acaso la retención del permiso de salida a más de sesenta casos
que ya tienen visas norteamericanas ¿no resulta también un estímulo a la emigración ilegal?
Entre ellos hay casos de familiares de médicos que han desertado y que como represalia el gobierno los retiene en el país.
De lanzarse estas personas al mar arriesgando sus vidas, con peligro de perderla, ¿de quién sería la actitud asesina? Sin dudas la de aquellos que no le permitieron a esas personas usar las vías legales que impone el propio gobierno de Cuba.
El reciente intercambio de notas entre La Habana y Washington, referente a este asunto, demuestra que esta práctica creciente de las autoridades en nada favorece a la normalización de las relaciones entre ambos gobiernos ni siquiera en el terreno migratorio.
A partir del triunfo de la revolución el 1ro de enero de 1959, un número creciente de cubanos comenzaron a arribar a los Estados Unidos. Las vías fueron variadas: unos utilizaron visas de emigrantes que habían obtenido en fecha anterior al 59, otros con visas de
turistas y algunos ya desde el principio cruzaron ilegalmente el Estrecho de la Florida.
La situación interna en la Isla se encaminaba aceleradamente hacia el totalitarismo; los Estados Unidos y Cuba rompieron relaciones diplomáticas y la mayoría de aquellos compatriotas permanecieron en Norteamérica. Sin embargo, la situación migratoria no había
quedado definida y ya para 1965 la cifra de los que continuaban sin un status legal era de 258 mil 317 cubanos.
Ese mismo año, 1965, el gobierno de Cuba autoriza la salida masiva por el puerto de Camarioca. El 2 de noviembre de 1966 el Congreso estadounidense aprueba la Ley Pública 89/732 "The Cuban Adjustment Act" o Ley de Ajuste Cubano, la que autoriza al Fiscal General a ajustar
el status inmigratorio de los cubanos al de residentes permanentes. Con anterioridad, ya el Congreso había aprobado una ley que regulaba la situación de refugiados en Estados Unidos, pero los cubanos quedaban bajo el poder discrecional del Fiscal General.
La causa real de la aprobación de la Ley de Ajuste fue la situación de limbo que padecían muchos cubanos en Norteamérica, y esa ley les permitiría solicitar la residencia permanente.
Uno de los argumentos que esgrime el gobierno cubano en su actual campaña es que esa ley sólo existe para los cubanos. Sin embargo, en 1997 fue aprobada la Ley Pública 105-100, Ley de Ajuste Nicaragüense y Alivio Centroamericano (Nacara). También la Enmienda
Lautemberg, aprobada en 1989, brinda semejantes posibilidades a los ciudadanos de Viet Nam, Laos y Cambodia.
Otra falsedad es la de que si eliminan la Ley de Ajuste Cubano los que lleguen ilegalmente a los Estados Unidos no serán admitidos en ese país. En ninguno de sus postulados la misma prescribe que sea para los que lleguen ilegalmente o no y, aún siendo eliminada, bajo las
otras leyes de inmigración existentes los cubanos podrían solicitar su residencia permanente.
Tampoco es cierto que a quienes solicitan el asilo político se les conceda automáticamente. Para dar un ejemplo, podría decirse que según el informe del Servicio de Inmigración y Naturalización (INS) del año fiscal 1997, la cifra de ciudadanos
cubanos que solicitaron asilo político y cuyos casos estaban pendientes de solución al comenzar el año fiscal era de 4 mil 791 y al concluir el mismo fueron aprobados 245. Comparando esta cifra con la de otros países, vemos que el número de quienes son aprobados es
mayor que el correspondiente a los cubanos. Tales son los casos de Yugoslavia, con 462 y de Haití con 586, entre otros.
Para cualquier persona sensata es fácil comprender que no es cierta la afirmación de que el estímulo a las salidas ilegales de Cuba está en la Ley de Ajuste Cubano.
Cabe agregar que antes de la campaña propagandística en los medios de prensa (todos absolutamente en poder del régimen de Cuba) la Ley de Ajuste Cubano era prácticamente desconocida por la población de la Isla. Los cubanos no se marchan porque los estimulen
desde Estados Unidos, se marchan por lo mismo que lo hacen los chinos, los iraquíes o los yugoslavos: porque es mejor emigrar que vivir bajo la opresión, porque les privan del estímulo para quedarse.
Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet.
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