Pequeños argumentos
Manuel Vázquez Portal, Grupo Decoro
LA HABANA, septiembre - La ingenuidad siempre me ha resultado conmovedora. Es un acto infantil. Por eso me conmovió tanto el discurso pronunciado por el Sr. Fidel Castro con motivo de la llamada Cumbre del Milenio. Y, aunque en este caso se trata de una ingenuidad prefabricada para
granjearse las simpatías de otros populistas que no se atreven a hacer el ridículo con demagogias pueriles en el mundo de hoy, no deja de ser conmovedora. El disfraz de Mesías es ya un traje obsoleto. El mesianismo político es en la actualidad un candoroso cuento de hadas
para niños sin computadoras, es decir, del tercer mundo.
Afirmar, a estas alturas, que la pobreza y el subdesarrollo del llamado tercer mundo se debe a la colonización, la esclavización y el saqueo es una hipótesis para minusválidos mentales; asegurar que las guerras por nuevos repartos el mundo han agravado esa pobreza es
casi un delirio. La segunda guerra mundial, por ejemplo, trajo para Cuba los precios más altos a que se vendiera nuestra azúcar. ¿Qué pasó?
No pretendo, por supuesto, agotar el tema. Sólo deseo divertirme, y divertiros, con pequeños argumentos de cuando, de niño, estudié historia. Veamos. Estados Unidos y Canadá son hijos de la colonización que Inglaterra y Francia llevaron a cabo sobre los
territorios de América del Norte. ¿Cómo se explica que sean hoy dos de los países más desarrollados del planeta? Alemania, Francia, Italia y otros países de Europa quedaron devastados por la Segunda Guerra Mundial. ¿Cómo se explica que sólo
en cincuenta y cinco años hayan alcanzado nuevamente el status de naciones desarrolladas? Japón, después de dos arrasadoras bombas atómicas, es hoy una potencia de la industria y la economía, sus ciudadanos disfrutan de una sociedad de alta calidad de vida. ¿Cómo
razonarlo?
Es cierto que ha habido convenios, tratados, planes económicos para el desarrollo de ciertas zonas del planeta, con ventajas para los más afectados. Lo mismo que hizo la Unión Soviética con Cuba y otros países socialistas. Pero pedir ahora que nos brinden lo
que no hemos sido capaces de proporcionarnos por nuestros propios esfuerzos y medios es hacer pública nuestra filosofía de pillos, cuando no mostrar alma de limosneros incapaces. Culpar a otros de la pobreza que nos abruma es patentizar nuestra inferioridad, reconocernos descalificados
para alcanzar el desarrollo por medio de nuestra inteligencia y trabajo.
Las verdaderas raíces de nuestra pobreza, de nuestro subdesarrollo, hay que buscarlas en una plaga que nos ha devorado y, en buena parte, nos devora aún. La tiranía. El dictador ha cobrado y cobra millones de víctimas, por lo menos, en nuestras sufridas tierras de
Hispanoamérica. La historia del tirano latinoamericano es larga y traumática. No sólo ha desangrado nuestras economías, sino que ha aberrado nuestras culturas y nos ha convertido en eternos hombres medievales.
De esa enfermedad no se habló en la Cumbre. ¿Habrá sido realmente ingenuidad?
Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet.
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que
se le reconozca como fuente.
|
