"No aceptamos que se haga política dentro del templo" - Monseñor Suárez Polcari
LA HABANA, 11 de septiembre (Ricardo González Alfonso) - Un grupo de opositores coreó "¡Libertad para los presos políticos!" casi al concluir la misa de las ocho de la noche, en la Iglesia de la Caridad de Ciudad de La Habana, el pasado 8 de septiembre, día
de la Patrona de Cuba.
Testigos del hecho sostienen versiones contradictorias.
Reynaldo Hernández Cardona, organizador de la Asociación por la Reconciliación Nacional y el Rescate de los Valores Humanos (ARVALHU), dijo a este reportero que el templo estaba lleno y había finalizado la misa cuando militantes de esa organización, así
como del Partido Democrático 30 de Noviembre Frank Pais y del Movimiento 13 de Julio, entre otras agrupaciones, gritaron consignas a favor de la liberación de los prisioneros políticos y enarbolaron una bandera cubana.
Según Hernández, Julia Cecilia Delgado González, presidenta de ARVALHU, salía del recinto religioso cuando la interceptó un seglar de la comisión de orden, momento en que llegó un sacerdote y expulsó a los activistas contestatarios expresándoles:
"¡Váyanse de aquí, que ustedes no son creyentes!"
De acuerdo a Hernández este hecho ocurrió ante la presencia de dos miembros de la Seguridad del Estado, y uno de los agentes apoyó al religioso.
Por otra parte, a unas preguntas de este corresponsal, Monseñor Ramón Suárez Polcari, párroco de la Iglesia y Canciller del Arzobispado, respondió: "El insidente ocurrió antes de la bendición final, y no se expulsó a nadie; pero no
aceptamos que se haga política dentro del templo", y añadió: "Es bueno señalar que durante las oraciones de la misa rogamos por los presos".
Con respecto a la discusión, Monseñor Suárez Polcari dijo que a unas palabras de los disidentes -calificadas de "agresivas" por el clérigo- un laico de la comisión de orden respondió: "¿Quiénes serán los que no tienen
una fe verdadera?"
Los feligreses aplaudieron al Cardenal Jaime Ortega cuando se pronunció contra la acción de los opositores en el templo. Monseñor Suárez Polcari refirió que las palmadas concluyeron cuando él lo pidió con un gesto.
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