Costoso chequeo
Manuel Vázquez Portal, Grupo Decoro
LA HABANA, septiembre - El más costoso de los requisitos que debe cumplir un emigrante cubano que parta hacia Estados Unidos es indudablemente "el chequeo médico". Cuatrocientos dólares en Cuba no es cosa de juegos. Convertidos en pesos cubanos vienen siendo ocho
mil cuatrocientos. Lo que equivale al salario de tres años y seis meses de un ciudadano que gane doscientos al mes. Y ése es el precio que el gobierno cubano ha impuesto.
Pero Ricardo Alarcón de Quesada, presidente del Parlamento cubano, al leer la nota del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba al gobierno de los Estados Unidos, no tuvo el menor pudor al afirmar que el "chequeo médico" resultaba costosísimo para el gobierno
cubano.
Frente a tal carestía decidí investigar con algunas personas que ya se han sometido al minucioso examen clínico para posibles migrantes, y descubrí algunas cosas casi cómicas.
El afamado chequeo médico consiste en una radiografía de tórax, una extracción de sangre, una entrevista sobre el estado de salud y enfermedades padecidas, y un examen visual de los genitales.
Si calculamos los gastos caeríamos en la cuenta de que los insumos médicos se reducen a una hipodérmica, en la mayoría de los casos no desechable; a dos o tres pequeñas porciones de reactivos para pruebas hematológicas y una placa radiosensible. ¿A
cuánto asciende el costo? Seamos derrochadores. Cien dólares. Mal negocio está haciendo el gobierno cubano.
Sin embargo, lo más simpático del asunto me lo contó un amigo de Centro Habana a quien le tocara en suerte el Hospital Freyre de Andrades, llamado Emergencia. Después que le hicieran la radiografía, el médico le observara los testículos a la
prudencial distancia de diez metros y le asegurara que en Estados Unidos había unos caramelitos que le ayudarían a dejar el vicio del cigarro y saliera a reunirse con los restantes felices examinados, la laboratorista se dirigió a ellos con la más cándida de las
preguntas:
- "Señores, ¿alguno de ustedes tiene carro?"
Algunos, temerosos, respondieron que sí.
- "El caso es -volvió a la carga la laboratorista- que no tenemos transporte para llevar las muestras de sangre al laboratorio, y se pueden echar a perder".
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