Bestialidad con las bestias
Jorge Diego Rodríguez, Cuba Press
LA HABANA, enero - Como se conoce, el uso de carruajes tirados por equinos revivió en Cuba con el advenimiento del llamado "período especial", tanto en los campos como en las ciudades provincianas. En estas últimas, se incrementó el número de coches
con caballos, como si en vez de encontrarnos en el traspaso del milenio estuviéramos retrocediendo.
La escasez de combustible provocó la caída del transporte público automotor, al igual que la carencia de piezas y vehículos. En su lugar, el gobierno impuso la tracción animal en el interior del país. Cientos de cocheros viejos retornaron a sus andanzas
de antaño y se sumaron a los demás con sus respectivas licencias.
Y fue desde entonces cuando comenzó a ser visible el maltrato a los animales en la vía pública. Muchos equinos son azotados cruelmente, día tras día, por sus dueños, sin que las protestas de la población hayan podido terminar con esos abusos.
Esa bárbara costumbre, que hiere la sensibilidad de los transeúntes, ha ocasionado no pocas desgracias. En una ocasión, un cuadrúpedo, agotadas ya todas sus energías, cayó exánime. Otra, uno se encabritó y desbocó, espantado por los
maltratos.
Los humanos han sufrido también negativas consecuencias de este salvajismo. Un cochero, blandiendo un látigo para espolear al animal, le sacó un ojo a un pasajero.
Recientemente se oyó hablar de un caso espeluznante, donde parecía que la especie ecuestre se estaba tomando la justicia por sus cascos. Un cochero, en estado de embriaguez, cayó a la calle y allí fue matado a patadas por su propia bestia. Refirieron vecinos de la víctima
que éste acostumbraba a azotar inmisericordemente con un palo a su caballo.
En otros países, los grupos ecologistas y protectores de los animales han adquirido gran influencia. En Cuba, aún estamos en pañales.
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