Operación Peter Pan: ¿sólo dolor?
Lázaro Echemendía Martínez, Cuba Press
LA HABANA, enero - No importa el dolor ni echar manos al pasado -por triste que éste sea- cuando de revolución se trata. Es ése el sabor que me deja "Operación Peter Pan", documental de Estela Bravo recientemente exhibido por la televisión cubana.
He evitado hasta hoy morder la infame carnada que es disfrazar con el drama de un niño el drama de una nación.
No voy a cuestionar tu talento, Estela; no lo mereces, como tampoco mi elogio.
Sin embargo, no puedo sustraerme a la pregunta ¿por qué, si me hablas de catorce mil víctimas, me ofreces tan sólo el testimonio de siete? ¿Has sido tú, o hubo alguna tijera?
¿Dónde está el testimonio de los muchos que agradecen Peter Pan?
Catorce mil niños, catorce mil víctimas, un número ciertamente impresionante. Faltaría investigar cuántos de los que quedaron, niños también por aquel entonces, han abandonado su patria después. Me atrevería a aseverar que catorce
mil es una cifra que palidecería. Más aún, ¿catorce mil víctimas de quién?
¿Cómo se explica que una madre, que muchas madres, se hayan atrevido a enviar al exterior a sus pequeños, incluso niños de apenas dos años? ¿Qué diferencia hay entre aquéllas, temerosas de que les arrebatasen a sus hijos, y la madre de Elián,
que prefirió encarar el riesgo por salvar a su hijo de las escuelas al campo, donde niño que no asiste, se considera desterrado -ipso facto- de estudios superiores y por salvarlo de las becas, donde junto a la fatiga del trabajo agrícola se sufren el hambre y la promiscuidad?
Que se me explique, pues, en qué consiste quitar la patria potestad.
Y por último, ¿cuántas madres estarían dispuestas a soportar el dolor de otro Peter Pan?
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