Patria o Muerte: ¿Fin de una frase epistolar?
Guillermo Alvarez, Cuba Press
LA HABANA, enero - Casi 40 años después, la vieja consigna de Patria o Muerte parece cambiará de tono, para dar paso a una frase más precedente y valedera: PATRIA O VIDA.
Es como un grito de esperanza, una luz salvadora, que citada por una muchacha en la llamada tribuna abierta, frente a la Sección de Intereses de los Estados Unidos, fue retomada después por el propio presidente cubano Fidel Castro.
Así la citó al hablar a los dos mil niños que custodiaron el recinto diplomático durante los actos organizados en la capital, pidiendo la devolución a su país del pequeño Elián González.
Pero más que un nuevo lema, sensato y mesurado, es un canto confortante y conmovedor, que sepulta al fin la antigua amenaza.
La Patria es ara, no pedestal, dijo Martí; cambiarla por la muerte significa sacrificarla por la imposibilidad de imponer sobre ella las ideas que algunos pensaron.
Desde que los antiguos pobladores de Cuba, guiados por el indio Hatuey, expresaron a los conquistadores españoles su negativa a ser sometidos a la Corona, la patria representada por ellos selló con ellos también su disposición a ser libres. Pero a ninguno se le
ocurrió lanzar al enemigo invasor un manifiesto.
Hatuey murió en la hoguera, sin pedir a ninguno de los restantes aborígenes que quemaran a Cuba o que la hundieran en el mar antes de someterla al invasor.
Pero cuatro siglos y medio después, cuando de aquel cacique sólo queda la leyenda y el recuerdo en un monumento en Baracoa, sus modernos sucesores prefirieron la desaparición del mismo suelo ante las amenazas de perder los dominios que detentan.
Pese a ello, al reconocer el nuevo sello para discursos, cartas y documentos oficiales -como se utiliza el Patria o Muerte desde 1959- el jefe del gobierno cubano aclaró que al decir ahora Patria o Vida no se estaba renunciando a la idea de ser libres a toda costa y al epitafio
anterior, sin excluir igualmente otra frase un poco más moderna en boga hoy: Socialismo o Muerte.
No la dijo Lenin. No la inventó Carlos Marx ni Federico Engels, ni Stalin o Kruschov.
Nació en Cuba, como repuesta a la inevitable decadencia de esa doctrina, que enterrada en la Europa Oriental, agonizante en otras latitudes, en estadío terminal en la Cuba de Hatuey, Félix Varela, Carlos Manuel de Céspedes, Ignacio Agramonte y José Martí,
no será reanimada salvo en palabras que se lleva el viento.
La Patria es también de ellos; a la que nunca renunciaron. A la que nunca pusieron condición. Por la que lucharon y dieron sus vidas sin pensar desintegrarla o que desaparecieran los demás de no triunfar sus ideas respectivas.
De todas maneras, vale más pensar en Patria o Vida porque es lo mismo que decir PATRIA Y LIBERTAD, aquel lema de nuestros mambises, acuñado hasta hace poco en nuestras monedas.
¡Porque siempre haya Patria, Vida y Libertad!
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