CUBANET ...INDEPENDIENTE

20 de enero, 2000



El próximo combate

Héctor Maseda, Grupo de Trabajo Decoro

LA HABANA, enero - La necesidad que tienen las autoridades cubanas de mantenerse en la cúspide del poder, a como dé lugar, los obliga a convertir sus manipulaciones políticas en el plato fuerte de su autosostenimiento, al elevarlas -siempre que les sea posible- a niveles de priorizadas razones de estado.

Muchos nos preguntamos: ¿Cuál será el próximo incidente que la administración del Archipiélago extraerá de su inmenso arsenal de ideas confrontacionales contra los EE.UU.? Por supuesto que nada nos sorprenderá. Ya los conocemos. Su clásico método de respuesta les permite desviar la atención ciudadana ante la falta de verdaderos resultados socioeconómicos.

Los acontecimientos nos indican que el caso del niño Elián está tocando fondo. Ya no da para más. Podrán utilizarse recursos legales o infinitas demostraciones populares o de sectores laborales, dirigidas por una u otra orilla, que dilaten la solución del problema durante días, meses o años, pero, como están las cosas, parece que nos encontramos frente al desenlace final de esta maniobra política, antieconómica e irracional.

¿Qué podrá venir después? La respuesta a esta pregunta no nos parece lo más importante. Tan infinito es el fondo de justificaciones que poseen las autoridades cubanas en sus depósitos, como los recursos para mantener encendida la lucha en el campo de las ideas, por la defensa de un modelo social que ya dejó prácticamente de existir.

Ambos mecanismos ideológicos constituyen las extremidades inferiores en que se sostiene el sistema de gobierno post-republicano que hoy sufrimos los cubanos.

Mientras, la cúpula gubernamental insiste en convencer al mundo de sus buenos resultados en sectores como la salud, la ciencia, la educación y los deportes. Todos los medios masivos de comunicación nacionales están dirigidos hacia sus fronteras interiores y la opinión internacional. Hacen ejercicios comparativos entre sus "logros cubanos" y las deficiencias de aquellos países latinoamericanos que sí informan sus realidades socioeconómicas sin distorsión, e incluso de aquéllos que algún día integraron el bloque de regímenes totalitarios europeos.

El objetivo que se persigue con esta actitud, es demostrar que "con la revolución, todo se puede; sin la revolución, nada".

Haciendo un poco de memoria, nos daremos cuenta que esta frase, en esencia, no es original. Ya en el año 1933 había sido utilizada por un gobernante cubano de triste recordación: Gerardo Machado y Morales, quien habría de exclamar poco antes de partir hacia el exilio: "Después de mí, vendrá el caos".

Claro que no se cumplieron los vaticinios o amenazas de aquel dictador. No se ajustaban a la realidad. De modo que a los cubanos no nos asustan las expresiones apocalípticas. La experiencia nos enseñó dónde está la verdad. La que nos corresponde por nuestra hemisférica historia. Solamente necesitamos encontrar el camino adecuado para llegar a ella.



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