Discursos per cápita
Manuel Vázquez Portal, Grupo de Trabajo Decoro
LA HABANA, enero - La industria nacional cubana de discursos ha tenido un alto rendimiento por horas/tribuna en los dos últimos meses. Nunca se había visto tan elevada producción en este rubro económico. El incremento es debido a la abundancia de materia prima que
propicia el caso Elián González Brotóns.
Desde los más encumbrados personas hasta los más modestos ciudadanos se han desgañitado frente a un micrófono para repetir, sin el menor reparo, los mismos argumentos, las mismas consignas, las mismas palabras. Han pasado por las tribunas, políticos, artistas,
religiosos, espiritistas, militares, estudiantes, niños y bebitos.
La fábrica de discursos se ha trasladado incesantemente de un sitio a otro con el objetivo de evitar la contaminación ambiental y el deterioro de los ecosistemas. La abundante humareda retórica ha amenazado con dañar a los mismos obreros de la palabra, la jintajáfora,
el galimatías, la cantinflada, el parloteo y la jerigonza.
Ha habido quienes, no conformes con su obligada jornada laboral, han trabajado horas extras y han contribuido al desaforado sobrecumplimiento nacional de discursos. Han acudido, ante la perentoria necesidad de la nación, en más de tres ocasiones a los turnos de producción.
En la más reciente Asamblea de Rendición de Cuentos los obreros destacados conforman una tan extensa nómina que nos sería imposible relatar. Sin embargo, quisiéramos resaltar de modo particular la eficiente labor de poetas repentistas, artistas dramáticos,
dramáticos profesionales y profesionales de la parrafada, que con una actitud verdaderamente heroica han hecho posible tal proeza laboral.
Mención aparte merece el señor Hassan Pérez, quien resultó, por unanimidad, el más sobresaliente entre todos los productores de discursos. Hombre capaz de pronunciar, sin respirar, sesenta palabras por segundo, memorizar 80 cifras, cometer 23 dislalias,
asimilar 365 "s", usar 93 genimaciones, crear 18 neologismos, utilizar 17 préstamos lingüísticos, irrespetar las inflexiones y modulaciones de la entonación, así como abusar indiscriminadamente de las reiteraciones, ha sido indudablemente la estrella de
esta desmesurada cosecha de ditirambos para el Sur y catilinarias para el Norte.
La distribución del producto a la población prescindió de la Libreta de Abastecimientos. Fue ofrecido gratis y sin limitación alguna. La radio, la televisión y la prensa plana fueron los encargados de hacerlo llegar, por partida doble y hasta triple, a los
consumidores de los más recónditos lugares.
La hartada por parte de la población ha sido tan pantagruélica que muchos de los ciudadanos se quejan de la sobreabundancia, y están dispuestos a donar su cuota a cualquier país del tercer mundo con necesidades de tan preciado producto.
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores y autoriza la reproducción de este material informativo, siempre que se le reconozca como fuente.
|