Plegaria para un nuevo año
Reverendo Pedro Crespo Jiménez, Grupo de Trabajo Decoro
LA HABANA, enero - Todos tenemos un deseo profundo de vivir mejor. Por eso en el comienzo de un nuevo año está latente la esperanza de lograr una clara convivencia y mejor solidaridad que nos permita como pueblo disipar el odio, los rencores y la intransigencia de nuestros
corazones, para alcanzar la sociedad que queremos: Una sociedad donde todos podamos vivir en familia y mirar al futuro con ilusión. Una sociedad sensible a los débiles, a los marginados, a quienes han sufrido los impactos de los procesos socioeconómicos, que excluyen al ser
humano de su primer lugar. Una sociedad construida participativamente, donde todos los que quieran entregarse al servicio de los intereses generales, que importan a todos, tengan oportunidad de realizar esta opción.
Y para esto estamos dispuestos a pagar el precio necesario.
Los cubanos por nuestro carácter somos capaces de construir cualquier cosa en común, y en común vamos a construir como lo quiso José Martí, el Santo de América: una Patria por todos y para el bien de todos.
Hoy quiero con legítimo derecho defender los sueños, las esperanzas de los cubanos de a pie, de los que no tienen voz, de los pequeñitos, los más débiles y marginados.
¿Cuál será su suerte en este nuevo año?
Son muchas las expectativas... pero lo cierto es que continúa intacta la falta de libertad, los verdugos y las víctimas, los jueces y los reos improvisados, los abusos y los gritos de venganza.
Hay miradas indiferentes y agua para lavarse las manos (como si la conciencia se pudiera lavar tan fácil); hay niños que lloran y abuelas que miran con ojos profundos, como pozos secos.
Hay Pilatos de mente fría y calculadora que miran con orgullo desde su propio interés.
Hay Herodes embriagados que llaman locos a los que se meten a redentores y acaban crucificados; hay caifases disfrazados con ropas sagradas que conjuran en nombre de un Dios en quien no creen; hay quien se ríe del dolor del pueblo y carga cruces pesadas sobre espaldas ajenas.
Hay quienes se sobrecogen ante el terror y el miedo desatado, pero no se preocupan por enfrentar las causas que lo provocan.
Por eso, Padre Santo, en este nuevo año te pido que nos des el pan de cada día, que prometemos será amasado con esfuerzos de solidaridad y justicia. PERDONANOS, como sólo tú sabes hacer, enseguida por completo, y siempre. No nos dejes caer en la tentación
de olvidarnos de nuestros hermanos presos (Félix Antonio Bonne Carcasés, Marta Beatriz Roque Cabello, René Gómez Manzano, Vladimiro Roca, Oscar Elías Biscet y tantos más) así como de los que viven sin fe y sin amor.
Te damos gracias por los hombres y mujeres que se acercan, con paso lento y mirada seria para renovar su compromiso con la justicia y cargan con ellos la cruz del hermano.
Hay cubanos dignos que entienden que por encima de todo está la Patria que sufre.
¡Oh Padre Celestial! No olvides que estamos en tu regazo y corremos por tu cuenta, bendícenos, consuélanos y enjuga el llanto que por tanto dolor hemos derramado, y danos tu bendición. Estamos seguros de que en medio de la noche, amanece la esperanza. Amén.
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