Evocación por las hermanas Lago
Tania Díaz Castro, Grupo de Trabajo Decoro
LA HABANA, 17 de enero - En una función de aficionados del Teatro Nacional de La Habana resultan ganadoras. Es en ese momento que surge el Trío de las Hermanas Lago, la primera agrupación artística femenina de Cuba y América. Transcurre el año 1932.
Pero desde mucho antes la madre enseña a sus cinco pequeñas hijas la magia de cantar, como pajaritos en primavera. Ese es su logro.
Graciela, Esperanza, Ofelia, Lucía, Cristina.
Nacieron en el barrio de Jesús María, donde se amaba el folklore y se respetaban las más viejas tradiciones. En una antigua casona que dejó de existir, las niñas Lago esperan cada año los días de Navidad, los Reyes Magos. Barrio de gente humilde y
de buenas costumbres. Colinda con el puerto, por donde entran y salen las riquezas.
Allí crecen las hermanitas Lago, algo cerca de los ritos afrocubanos, los toques de tambor.
Finaliza el siglo y el Trío de las Hermanas Lago, patrimonio nacional de Cuba, recibe un homenaje merecidísimo en el Centro Cultural de España, cuya sede es una imponente edificación de arquitectura árabe, situada en la calle Malecón, casi llegando al
comienzo del Paseo del Prado. En su recinto principal, que recibe el nombre de la poetisa Dulce María Loynaz, se exhibe un video retrospectivo del famoso Trío mientras se escuchan sus canciones más queridas: "Corazón", "Unidos los dos", "La bella
cubana", "Ella y yo", "La flor de la canela" y otras.
Lucía, la hermana que ha podido continuar la obra de aquellas niñas, agradece el homenaje. Maga bondadosa es, vestida de negro. Toda sencillez y amor. Días antes llamó a mi teléfono para invitarme a este homenaje. Yo le aclaré que como periodista
independiente, que publica sus trabajos por CubaNet, asistiría. Al llegar, me obsequió un cassette grabado en su casa. Porque nunca en todos estos años la Empresa Discográfica estatal de Cuba ha realizado un trabajo de edición con las
canciones del Trío, que ni siquiera se han podido escuchar por radio para disfrute de todos. Me entregó además fotos de actuaciones de varias épocas y una investigación realizada por su amiga y hermana, la Licenciada Gilda Ciurana, sobre la historia de estas
afamadas hermanas.
El Trío de la Hermanas Lago jamás será olvidado.
Porque aquellas niñas que se tomaron en serio y anduvieron sin reposo, que se tomaron de la mano para cantar como ángeles, muchachas siempre florecidas, cantaron los amores de todos nosotros.
¡Cuánto don interior hecho melodía para elevados propósitos: cantar el amor de los seres humanos, traducir secretos de las almas más sensibles, ¡La savia de una Isla!
¡Nos regalaron su arte como la vida nos regala la luz! Sin nada a cambio. Por eso el amor encontró asiento en ellas. Una estrecha armonía de cuerpo y espíritu, como si quisieran librarnos de la prisión del mundo hecho materia. Magas bondadosas que nunca
olvidaremos porque el viento de los años ha salvado esta obra centenaria.
Digo a Lucía, pues, que cuando ya no seamos polvo, sombra, alguien rastreará muy cerca del suelo que las vió nacer y crear. Llegará al mismo fondo de los papeles que hoy vuelan como aves. Será como extraer de nuevo a estas criaturas de una fuerza espiritual
inverosímil. Como nacerlas de nuevo.
Porque se movieron en nuestro espacio de vida, en nuestras penas y alegrías, a ellas hemos de agradecer siempre tanta emisión positiva, tanta corriente vital de armonía, los cubanos de aquí y del exilio.
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