¿Otro comandante?
Carmen Luisa Pinto Pereira, Grupo de Trabajo Decoro
LA HABANA, enero - La emisión estelar del informativo de la Televisión Cubana comunicó a todo el país, tal como lo había venido haciendo Radio Reloj durante el día, del hecho acaecido el primero de enero del recién iniciado 2000 a las ocho y
siete minutos de la mañana: La nueva penetración del espacio aéreo por una avioneta a baja altura que se paseó por la ciudad tirando proclamas. Se adentró en el territorio por el norte, sobrevoló el hotel Meliá-Cohiba, Quinta Avenida, Avenida 18 y
84, el Bosque de La Habana, el Hotel Nacional, el Hospital Naval, para salir por la Habana del Este hacia su lugar de partida, que según informaron es la base aérea de Opalocka.
Las proclamas o "panfletos" -para utilizar el lenguaje de los colegas con filiación autorizada en la Isla- convocaban a la huelga general, la sublevación y la unión de los miembros de los cuerpos represivos del Estado al pueblo, para lograr el derrocamiento.
Ciertamente, la convocatoria es algo así como una broma de mal gusto, una pincelada de o no, perdón, un brochazo de humor negro que pone en ridículo a quien la concibe y propone, por lo hipotética y descabellada.
No vamos a analizar por qué la huelga general es una utopía y la sublevación un absurdo. Aunque sí consideramos que hacer proposiciones de este tipo al pueblo de Cuba, no hace otra cosa que resquebrajar cada vez más la imagen del proponedor, pues con el solo
hecho de la sugerencia:
- Complica y dificulta la voluntad de aunar a los opositores en un frente tan necesariamente común donde lo primario y valedero sean la Nación -en su concepto etimológico, no el adaptado- la salvaguarda de ese pueblo ya tan lacerado, que es lo que proponen "in situ",
sin
sensacionalismos, pero con una lógica firme y serena, los que consideran que la única opción válida, viable, es un contexto en transición moderado, tranquilo, pacífico.
- Demuestra que fuera del agua o mejor dicho, sobre las nubes cualquiera manda a otro a morirse o a matar en una inducción de parto con placenta previa.
- Reafirma a los todavía seguidores ciegos, a los no despertados a respaldar el sistema que de manera delirante trata de tener puntos de referencia como éste, para exacerbar el fervor patriótico.
Pero, además, ¿quién es ese comandante con firma ilegible que "invita" a la ejercitación del descalabro y que entrega la invitación a un mensajero vietnamita-saigonés-norteamericano, para que las lance sobre la ciudad de La Habana un primero de
enero? Aún más, ¿cuál es esa Fuerza Revolucionaria Anti-Comunista Mundial, que comanda el no identificado y que por lo burda tal parece ser Opera Prima que pone en escena para salir a la palestra pública, cuando el comunismo mundial es una muerte clínica a la
que tan sólo se le encuentra escasos signos vitales en franca involución?
Aún quedan cuestionamientos y expectativas que confunden. ¿Cómo pudo una avioneta "Andar La Habana", como en "Carnaval de Invierno", con intención de serpentinas subversivas, sin hallar una respuesta combativa tal como es lo habitual? El colega de
un órgano oficial -que me
disculpe el atrevimiento- señalaba si en vez de panfletos hubieran sido bombas? Yo digo, si en vez de panfletos o bombas hubieran sido "popis", pitusas, pulóveres, y "fulas"? ¿Se imaginan el MTT que todavía estuviera? No me lo explico. Tal vez
la orden combativa sólo podía ser dada por alguien que todavía dormía el cansancio de la noche de festejo, celebrando el advenimiento de un nuevo aniversario de aquel otro y lejano primero de enero.
Pero, según la Dialéctica tan poco dialéctica que nos enseñaron, la experiencia es la base y el fin del conocimiento, y de acuerdo con ese concepto ni sargentos ni comandantes, que bien puede ser como aseguró alguien que la "Historia es una resurrección
perpetua".
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