Deporte nacional
Manuel Vázquez Portal, Grupo de Trabajo Decoro
LA HABANA, 5 de enero - En Cuba se practica un gran número de deportes. Desde la pelota manigüera hasta el sosegado ajedrez encuentran sus aficionados en la Isla.
El carácter juguetón del cubano, proveniente, quizás, de esa jacarandosa mezcla de africano y español, hace que los deportes se avengan muy bien con las inclinaciones lúdricas que lo caracterizan.
Es raro el cubano que no haya visto en el deporte más un juego que una práctica tendiente al embellecimiento y salud del cuerpo. Como es raro también que no haya practicado alguno.
El cubano que no ha jugado pelota, por lo menos, ha corrido detrás de una quimbumbia; el que no ha jugado balompié, por lo menos, a la sombra de un portal cualquiera, ha pretendido ganar una partida de parchís; el que no ha subido jamás a un tatami de judo, por lo
menos ha tirado sus buenos trompones en una bronca de barrio y hasta ha ganado fama de buen boxeador.
Es por eso que hay quienes afirman que el béisbol es el deporte nacional; otros, que no, que es el boxeo. Y en cierta medida ambos tienen razón.
En Cuba la pelota se da como la verdolaga. Con un pedazo de palo, una pelota hasta de trapo, seis u ocho descamisados y un solar yermo, se arma el piquete y no hay quien pare los batazos y las malas palabras.
Igualmente ocurre con el boxeo. Lo único que se necesita es el mismo solar yermo, dos muchachos que se hayan quedado con picazón por una discusión de pelota y ahí mismo se arma la tromponera, el griterío, y el "métele, Juanito" y el "suénalo
Pedritín".
Sin embargo en los últimos años, a pesar de mundiales y panamericanos, no es la pelota ni el boxeo el deporte que ocupa el tiempo cubano. El verdadero deporte nacional es, hoy por hoy, hablar mal de algo o de alguien.
Por ejemplo, la oficialidad cubana, es campeona olímpica hablando mal de los Estados Unidos; el pueblo cubano es campeón mundial hablando mal del gobierno; el gobierno es campeón nacional hablando mal de la oposición y la oposición es campeona local hablando
mal de ella misma.
A nivel individual, ni qué decir de la habladera: colega contra colega. Socio contra socio. Vecino contra vecino. Amigo contra amigo; en fin, el deporte más practicado en la Isla.
Y hablando de practicar: qué mal me está cayendo el canoso ése que veo en el espejo y que se pasa la vida garabateando boberías y haciéndose el periodista independiente.
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