¡Papá ven!
Mery Miranda, Cuba Press
LA HABANA, 4 de enero - Hace poco Anabel, una amiga mía, me decía: "Mi hijo (que tiene 7 años) cuando ponen las imágenes de Elián va y apaga el televisor. A mi -agregó- sinceramente, me da pena con el padre, pero ya aburre".
Una persona que oía nuestra conversación nos dijo: "Ustedes son jóvenes y por lo que veo las dos tienen hijos, yo que soy madre y abuela les aseguro dos cosas: por una parte comprendo al padre, porque al fin y al cabo es su hijo y está lejos de él, pero a
la abuela materna, ¡a ésa!, a ésa sí que no la puedo entender porque ella acaba de perder a su hija y no demuestra ningún sentimiento, ningún dolor. Si uno no quiere a un hijo, no puede querer a nadie. A los hijos una los lleva 9 meses en el vientre. Miren,
muchachas, que ésa no quiere a nadie y para mi lo que busca es congraciarse con el gobierno".
En el camino a mi casa, en un carro de alquiler, el chofer, al ver los tranques (embotellamientos) por las manifestaciones, algo molesto, nos comentó: "Yo creo que el niño debería volver, lo que no está bien es que lo cojan ambos gobiernos para política,
no saben que quien más sufre con todo esto es el niño".
Al llegar a mi casa me puse a pensar en todo lo ocurrido en el día y recordé por un momento ¿cuántos niños murieron en el remolcador "13 de marzo"? ¿Cuántos se quedaron sin sus madres o padres? Y nadie pagó por ello. Cuántas
pruebas se le presentaron al gobierno cubano para que juzgara a los culpables. Hasta un colega hizo un libro. Y el gobierno hizo caso omiso. Ahora tienen a este pequeño niño como una mampara.
La idea de muchas personas es que esto le vino al gobierno como anillo al dedo, hacía falta algo para que el pueblo se olvidara de los sucesos que estaban ocurriendo. ¿Cuáles? Bueno, como que le hicieron una demanda de Estados Unidos al presidente de Cuba, por el asesinato
de los pilotos de Hermanos al Rescate, como el efecto que causó la Cumbre Iberoamericana o Cumbre de la Disidencia, como también la llamaron.
Muchos opositores opinan que no se debió tomar este niño para la política y que Estados Unidos no debió dejar que las cosas llegaran a este punto. También creen, por otra parte, que se debía respetar la memoria y última voluntad de la madre del
niño, que perdió la vida en su último empeño. Y de la que nadie habla, como si nunca hubiera existido.
Hoy veía nuevamente las últimas opiniones -por llamarlo de alguna manera, pues siempre son las mismas- y las primeras que pusieron en la televisión. Me molesta mucho que digan "el secuestro de Elián". A fin de cuentas, ¿qué significa
secuestrar? El diccionario dice: 1- Depositar judicial o gubernalmente una alhaja en poder de un tercero hasta que se decida a quién pertenece. 2 - Embargar judicialmente. 3 - Retener indefinidamente a una persona para exigir dinero por su rescate o para otros fines.
En ninguno de los casos creo que se relacione con el de este niño. No está en manos extrañas, sino de sus familiares, no muy allegados si se quiere, pero hay algo que no entiendo en todo esto: si su padre era tan apegado a su hijo, ¿cómo es posible que este niño
no haya llorado ni siquiera una sola vez cuando ha hablado con sus familiares de Cuba? Pongo como ejemplo a mi hijo más pequeño, aún más joven que Elián. El adora a su padre. Hace poco estuvimos arrestados y no estábamos junto a él a la hora de
dormir. Se lleva de maravilla con mis tías, que eran las que lo estaban cuidando. En cuanto nos dieron la libertad lo primero que hicimos fue buscar un teléfono. Cuando mi niñito supo que era su papá el que estaba al teléfono, enseguida quiso hablar, y lo que
dijo fue: "Papá, ven", y empezó a llorar. Su papá no estaba a 90 millas, estaba tan sólo a unos pocos kilómetros.
Ahora, después de haber vivido esta experiencia con mi hijo, me pregunto: La relación de Elián con su papá ¿era realmente como dice el gobierno?
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