Luis Giusti. El Nuevo Herald . Publicado el miércoles, 2 de agosto de 2000 en El Nuevo Herald
Washington, D.C. -- He escuchado y leído con sorpresa las declaraciones de Fidel Castro el 30 de julio del 2000, ofrecidas a Venezolana de Televisión, el canal del estado venezolano.
Desde hace ya tiempo vengo siendo objeto de una campaña calumniosa que pretende desacreditarme, generalmente relacionada con mi gestión al frente de Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA). A cada uno de los señalamientos le he salido al paso con claros razonamientos,
datos y argumentos y siempre en un tono de altura y respeto.
A estas alturas debo poner en duda que lo merecieran quienes me acusan. Pero en esta ocasión la calumnia construida a través de Fidel Castro raya en la barbaridad más destemplada que mente torcida alguna pueda concebir.
La calumnia construida a través de Fidel Castro raya en la barbaridad más destemplada
Todos aquéllos que me conocen saben que desde hace 16 meses resido en la ciudad de Washington, D.C. y tengo mi oficina en CSIS (Centro de Estudios Estratégicos Internacionales). Allí tengo el honor de compartir espacio con gente de la talla de Henry Kissinger, Brezhinsky,
Sam Nunn y Jim Schlesinger, entre otros. Además, desempeño funciones como consultor independiente y tengo vínculos académicos. Estoy dedicado en alma, vida y corazón a mi trabajo.
No tengo ninguna actividad política, repito, ninguna actividad política.
No conozco a ningún exiliado cubano ni tengo nada que ver con movimientos ni grupos de ningún tipo, contrarrevolucionarios ni terroristas ni nada por el estilo.
Esta es una calumnia gigantesca, y se ha utilizado a Fidel Castro para propalarla. Sabrá Dios quién está detrás de este intento de desprestigiarme y tan sólo especulo que la cosa tiene su origen en Venezuela. Pero, al fin y al cabo, despues de 40 años,
ya el mundo entero está acostumbrado a oír cualquier cosa en boca de Fidel Castro.
Resulta interesante notar que Castro, consultando documentos que tenía en la mano, señaló que ``el 20 de mayo el ex titular de PDVSA, Luis Giusti, asistió a una cena de la Fundación Cubano Americana en la que hizo contacto con un mercenario y con grupos
contrarrevolucionarios radicados en Venezuela presuntamente interesados en ejecutar el magnicidio''. Al respecto, quisiera que se lea bien lo que describo a continuación: el sábado 20 de mayo pasé todo el día en la Universidad de Oxford, en la Escuela Saint Anthony,
asistiendo a la reunión bianual del Club de Energía de Oxford, al cual me honro en pertenecer. En esa reunión, estuve acompañado de unas 60 personas, todas representantes de los más altos niveles de la industria petrolera (ejecutivos de empresas, analistas,
profesores y expertos). Esta es una clara muestra de que a la hora de calumniar no existen límites en la mentira y la manipulación, presumo que abusando de la buena fe de los venezolanos.
Debo referirme a dos cosas más que se relacionan con el tema.
La representante de Venezolana de Televisión instigó, en el diálogo con Castro, a que se insinuara que yo habría estado recabando fondos para la campaña electoral de Arias Cárdenas. Eso es absolutamente falso. A Arias Cárdenas no lo veo desde
diciembre de 1998, cuando andaba él celebrando con el entonces presidente electo, Hugo Chávez, y no tengo nada que ver con su campaña electoral. Sí debo decir que lo considero un hombre serio y respetable.
No quiero concluir estas líneas sin afirmar, con profundo sentimiento, que amo a mi país y le deseo lo mejor, para el bien de todos nosotros los venezolanos. Soy un firme y absoluto creyente en la democracia como sistema de gobierno y rechazo categóricamente cualquier
intento de tomar el poder por la vía de la violencia. Además, creo en el voto popular como única vía legítima para designar las autoridades de gobierno y desprecio cualquier otra forma antidemocrática.
Ex presidente de PDVSA, es consultor independiente en Washington.
© El Nuevo Herald
Copyright 2000 El Nuevo Herald | 