LA HABANA, Cuba. – Los cines de La Habana han resultado pequeños para tantos espectadores que ansían ver Conducta, del realizador Ernesto Daranas, el mismo director de Los dioses rotos. No hay dudas de que la película es el comentario por estos días en Cuba.
La trama de Conducta— el guión también es de Daranas— se basa en la relación de un adolescente descarriado con su maestra Carmela, que hará todo lo posible por mejorar el comportamiento del muchacho, y así evitar que lo saquen de su escuela y lo envíen a otro centro para alumnos de mala conducta.
Pero el filme es más que eso. Muestra zonas oscuras de la realidad cubana: las drogas, las peleas de perros, los que viven en condiciones humillantes, debajo de los puentes, así como la corrupción en todos los niveles de la sociedad. A ratos da la impresión de que Conducta sigue el realismo sucio de las novelas de Pedro Juan Gutiérrez.
Según fuentes cercanas a los realizadores de esta película, los principales directivos del Ministerio de Educación (MINED), incluyendo a la ministra Ena Elsa Velázquez, vieron la película antes de su estreno.
Evidentemente, Daranas buscaba la aprobación de cómo se trató el personaje de Carmela. La gran promoción que su película ha recibido en televisión, confirma que el MINED dio el visto bueno.
Independientemente, de si Carmela nos convence como personaje, todos los que han visto el filme, opinan que películas así, hacen falta para poner al descubierto la dura realidad que vivimos.
El público comenta la actuación de dos de los personajes principales: Carmela, interpretada por Alina Rodríguez, y el niño descarriado, Chala, representado por el joven Armando Valdés que, sin previa formación artística, ha sido calificado como “joven promesa de la actuación cubana”.
La crítica oficial ha emitido críticas favorables a la película. Entre ellas, la de Rolando Pérez Betancourt, aparecida en el diario Granma en su edición del lunes 10 de febrero.
Hay espectadores que se sorprendieron con la confesión del padre de la mejor alumna de Carmela, y novia del Chala. El hombre y su hija son de las provincias orientales— “palestinos”, como se les conoce en La Habana—, y viven ilegales en la capital, amenazados constantemente por la policía con la deportación a su lugar de origen. Al final, cuando ya iban a ser deportados, el hombre afirma: “Claro, me deportan porque no pude darle nada a la policía”.
Y la escena, donde Carmela, que en una reunión donde se evaluaba su jubilación por los tantos años que llevaba en el magisterio, reaccionó de este modo: “Sí, llevo muchos años como maestra, pero no tantos como los gobernantes de este país”.
Conducta se proyectará en el interior de la Isla a partir del 20 de febrero.