NUEVA YORK, NY -Erase una vez un Reino en Medio del Mar, que quedaba a 90 millas de otro Reino Poderoso.
El Rey del Reino del Mar, había heredado el poder por enfermedad de su hermano, que habia quedado entonces con el poder detrás del trono, viviendo sin morirse porque se le necesitaba como Imagen.
Recientemente, atravesando el mar, el Rey del Reino en Medio del Mar habia asistido a una reunión roja rojita donde todos estuvieron muy complacidos con su presencia, porque por mal comportamiento, le había sido vedado asistir a ellas en el pasado.
Ahora era otra cosa y las cosas habian cambiado. El Monarca del Reino Poderoso le había otorgado, lleno de alegría, amplios poderes y concesiones.
El Rey del Reino en Medio del Mar llevó a la reunión al otro lado del mar a un séquito de guardaespaldas y lacayos que se entretuvieron repartiendo golpes a ciudadanos de su misma nacionalidad que no eran favoritos de su Rey para nada.
Tanta fue la complacencia con todo el espectáculo que, en un fervoroso arranque, una Revista poderosa, del Reino Poderoso, lo distinguió al Rey del Reino en Medio del Mar entre sus muchas complacencias.
(Valga la redundancia de este párrafo y otros del Cuento)
No le importó al Monarca del Reino Poderoso ni a la Revista, que el Rey del Reino en Medio del Mar hubiera personalmente asistido a fusilamientos de su propia gente, ni que maltratara, torturara y encarcelara a todos los que se le opusieran.
En el aire quedaban las promesas del Rey del Reino en el Medio del Mar, de entregar fugitivos y portarse bien. En realidad, el Monarca del Reino Poderoso poco le importaba si cumplía o no. Lo que quería era pasar a la Historia como el que había rescatado al Rey del Reino en Medio del Mar.
De vuelta en el Reino en el Medio del Mar, el Rey fue visto por un niño que gritó : El Rey está Desnudo…” , pero todos se desentendieron ante el temor de ser encarcelados, como le había pasado a un grafitero llamado El Sexto.