MIAMI, Florida -Los países, las empresas y las personas, deben tener su misión y una visión clara que les de dirección y permita fijar metas. La misión siempre debe ser realista y la visión debe ser clara, objetiva y alcanzable. La misión es lo que vemos en el horizonte, que siempre vamos a perseguir sin alcanzar porque el horizonte se mueve y avanza al mismo tiempo que nosotros avanzamos. Si miramos en el horizonte, ¿Cómo vemos a Cuba? ¿Cómo nos gustaría que fuera?
Yo visualizo a Cuba como un país pequeño y hospitalario, donde la gente viva feliz, nadie sea perseguido por sus ideas, las personas trabajen y prosperen y nadie tenga que ir a buscar oportunidades en playas ajenas.
Hoy Cuba no se dirige en esa dirección y en muchos casos va en sentido contrario. El rumbo requiere ser corregido y esa corrección puede ser violenta, inmediata. Un giro de 180 grados como lo plantea la Ley Helms Burton o Ley del Embargo así como los activistas más radicales o puede ser paulatina, progresiva como lo promueven los activistas que desean una transición.
El gobierno cubano está realizando cambios en algunas áreas, pero no ha manifestado su intención de ninguna transición, ni lo dirá, pero una transición incluiría esos cambios que el gobierno está haciendo, más muchas otras cosas.
El gobierno sabe que tiene que cambiar muchas cosas para que el país sea sustentable, pero van demasiado lentos.
Desde luego, un giro de 180 grados se ve imposible, y se ve más factible una transición que aunque no ha sido planteada, es mi visión; o sea, lo que deberíamos lograr en cinco años. Desde luego, un lapso de cinco años se haría demasiado largo para algunos, mientras para otros, sobre todo aquellos que están hoy en el gobierno, se les haría demasiado corto.
Yo le paso esta lista de tareas al gobierno cubano, sea para Raúl Castro, o más probablemente para un gobierno que lo suceda.
En cinco años desearía ver una Cuba plural, donde se respeten los derechos humanos y donde las leyes permitan que el sector privado maneje las principales cadenas productivas. Para que eso se logre, hay que hacer algunas cosas. Algunas de manera casi inmediata y otras paulatinamente.
Lo que debe hacerse de inmediato debe incluir la eliminación de todo acto de repudio, terminar con las agresiones físicas a los disidentes y permitir que la gente exprese sus opiniones sin temor a ir a parar a la cárcel. Habrá también que mejorar y ampliar el acceso a la Internet y permitir que la operación de los periódicos independientes sea legal y no simplemente tolerada como ahora.
En el aspecto económico, casi de inmediato deberá eliminarse la dualidad monetaria y establecer una moneda única que “flote” libremente, que establezca su tipo de cambio en base a la oferta y la demanda y que pueda ser negociada libremente. Al mismo tiempo, se deberán liberar los salarios para que se fijen en base a las leyes del mercado.
En un lapso breve, deberá revisarse el sistema fiscal para establecerlo en condiciones acordes a las usuales en otros países. Esto incluiría una disminución del impuesto a las ganancias a un máximo del 15% para incentivar la inversión y el establecimiento de un impuesto al valor agregado que oscile entre un 15 y un 19% sobre las ventas. Este impuesto es fácil de controlar y garantiza recursos al estado, pero siempre actuando dentro de los patrones que siguen otros países. El gasto gubernamental deberá ajustarse a los ingresos para que se opere con un déficit no mayor al 1%.
La seguridad social deberá tener sus propios ingresos a través de un sistema fiscal propio, que sea independiente del resto de los ingresos fiscales, y que no opere con déficit.
La actividad privada (o “por cuenta propia”) deberá ampliarse y en lugar de hacer una lista de las áreas donde es permitida, deberá hacerse lo contrario; esto es, se debe permitir que cubra todo excepto una pequeña lista de actividades que por el momento queden reservadas al estado y que deberán ser muy pocas. Asimismo, deberá promulgarse una Ley que permita a los “cuentapropistas” asociarse para crear empresas y poder invertir y garantizarles sus derechos nunca menores a los que se otorgan a los extranjeros.
Con la moneda libre, deberá abrirse a los particulares la importación de todos los productos, estableciendo tarifas de importación razonables y con los controles sanitarios indispensables. Algunos artículos podrían ser de importación restringida cuando existan razones estratégicas que lo justifiquen.
Después el estado deberá dedicarse a resolver la indemnización a las personas y empresas que fueron afectadas por las expropiaciones y a revisar o promulgar una nueva y moderna constitución que establezca una clara división de poderes y permita un régimen político plural.
Todo esto debe llevar a la reconciliación de todos los cubanos para pasar esta página tan oscura de nuestra historia que llevamos 55 años viviendo.
Y esto no es un sueño, es lograble, siempre y cuando exista la voluntad política para hacerse. ¿Creen que un nuevo gobierno post Castro querrá apostar por el futuro?