LA HABANA, Cuba, diciembre, 173.203.82.38 -En ocasiones anteriores he escrito sobre Frank Correa, un muchacho de 49 años, nacido en Guantánamo y que a pesar de su carácter sencillo y un poco espartano, tiene una gran aspiración en su vida: realizarse como un escritor reconocido.
He contado que gracias a un vendedor de pescado de Santa Fe, supe que en el cercano pueblo de Jaimanitas, Frank se “moría de hambre”, pese a ser miembro de la Unión Nacional de Escritores de Cuba, y que leía sus cuentos y poemas a todo el que lo visitara, como única forma de dar a conocer su obra.
Un día me decidí y llegué a lo que él llama su casa: cuatro paredes mal hechas con dos divisiones de por medio, un par de huecos como ventanas por donde no puede verse el cielo y una plancha de zinc viejo, que sirve de puerta, en la acera, como para que cualquier ladrón sepa que allí no hay nada que robar y ni se moleste en entrar.
-¡Tú eres un periodista¡ -Le dije, después de leer algunas de sus narraciones breves y le sugerí que se incorporara a la prensa independiente, para que pudiera escribir.
De esta forma, Frank comenzó, hace más de cuatro años, a hacer periodismo del bueno, ese que se extrae de las más humildes entrañas del pueblo. Su inspiración principal es el medio en que vive y la gente que o rodea, los personajes populares de Jaimanitas y de sus barrios adyacentes, en los que se inspira para hacer sus crónicas que cuentan las viscisitudes de los pobres protagonistas anónimos –y víctimas, a la vez- de las crecientes desigualdades del socialismo cubano. El pueblo que anda con los bolsillos siempre vacíos, a solo pocas cuadras de la casa donde vive Fidel Castro.
No sé si podrá lograr su sueño de ser un escritor famoso, pero sí sé que ha demostrado ser perseverante en su propósito. Ha ganado varios premios con sus novelas y ya goza de un buen prestigio como cronista en la página de Cubanet.
En su mochila, ya bastante abultada, lleva sus cuatro novelas terminadas, un libro de cuentos, otro de poesía, cientos de crónicas y numerosos artículos sobre liberalismo, que han sido premiados. Su novela La mujer del escritor -escrita durante las madrugadas, porque sus dos pequeñas hijas y su mujer le roban las mejores horas de la luz solar-, fue premiada este año en la Fundación Nuevo Pensamiento Cubano, de Puerto Rico.
Otra de sus novelas, Pagar para ver, a sugerencia del poeta y ex preso político Ernesto Díaz Rodríguez, fue editada por Latin Heritage Foundation, de Nueva York, en noviembre del 2011, premiada con posterioridad como la mejor novela del año en Madrid y más tarde en la Fundación Libri Prohibiti, de la República Checa.
Como dice el colega Miguel Iturria, ¨la narrativa de Frank revela su habilidad para armar historias, cierta maestría en el montaje de los diálogos… personajes tan vitales y mundanos que parecen salirse del papel¨.
Por estos días y como regalo de fin de año, Frank Correa ha recibido la grata noticia de haber sido el ganador del Concurso Literario Novelas de Gaveta Franz Kafka 2012, de Praga, con su obra Larga es la noche. El premio fue otorgado en 2011 al escritor y periodista independiente, Ernesto Santana, también asiduo colaborador de Cubanet, por la novela El carnaval y los muertos.
Me dio la noticia del premio, más feliz que un niño el Día de Reyes y orgulloso de ser el primer miembro del Club de Escritores de Cuba, perteneciente al Movimiento de Derechos Humanos, que recibe este premio.