LA HABANA, Cuba, julio (173.203.82.38) – El malecón habanero es el lugar privilegiado por niños, adolescentes y jóvenes para escapar del aburrimiento del domingo y de las altas temperaturas del mediodía.
“Vengo los domingos a bañarme en el malecón porque no tengo otro lugar adonde ir. Como vivo por aquí no me cuesta nada. Ayer no vine porque llovió mucho, pero hoy el día está bueno y hay que aprovecharlo -dice Yusleany Vega, un chico de 14 años-, y así voy pasando mis vacaciones”.
“Vine con unos amigos que me embullaron. Estaba en la casa viendo la televisión, pero me aburría porque las películas que ponen hoy no me gustan”, apunta Rudy Menéndez, de veinte años.
“A la heladería Coppelia vamos algunas veces, pero preferimos esto del Malecón o esperar para ir a las playas del este con mis padres, pero ir allá cuesta dinero y no tenemos para eso”, expresa David Ríos, para quien bañarse en el malecón es una aventura.
Hay jóvenes que prefieren visitar el Pabellón Cuba, en La Rampa, donde en julio y agosto se instala la feria Arte en la Rampa.
“Es un sitio agradable porque en las tardes siempre hay música grabada o en vivo, para gente joven y pasamos el rato. Además, allí se pueden comprar algunas cosas, aunque los precios son altos, pero es un buen lugar para ir con mi novia” -dice Dayron Cabrera, estudiante de arquitectura.
Existe una nueva opción que se está imponiendo este verano entre los habaneros, y es la de ir a las playas del este en los ómnibus de algunas empresas. Por 30 pesos (poco más de un dólar), recogen a los bañistas temprano en la mañana en un punto del barrio donde viven, y al caer la tarde los devuelven al punto de partida.
También se organizan excursiones a la playa de Varadero, a un costo de 100 pesos (alrededor de 4 dólares). Se sale a las 6 de la mañana y se regresa a las 5 de la tarde. Los excursionistas llevan la comida de la casa, o la compran en la playa. La mayoría prefiere prepararla en la casa y llevarla; porque sale más barato.
A las piscinas de los hoteles es prácticamente imposible ir a bañarse, porque, aunque ya los cubanos pueden entrar en los hoteles, hay que pagar en divisas, y aquí los dólares no abundan.
Los lugares de esparcimiento escasean, sobre todo para los más jóvenes, no obstante, los chicos en busca de diversión buscan alternativas para no aburrirse.
Vacaciones escolares, mucho calor, poco dinero y poco que hacer para entretenerse; es verano en La Habana.