LA HABANA, Cuba, septiembre, 173.203.82.38 -La Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida por el maestro japonés Yoshikazu Fukumura, está ofreciendo un ciclo de conciertos en la sala Covarrubias del Teatro Nacional, en su horario habitual de los domingos a las once de la mañana.
Los dos primeros conciertos ofrecieron un programa de música romántica. El domingo 9 se tocó el Concierto para violín y orquesta, en re mayor, Op. 61, de Ludwig van Beethoven, interpretado por el solista húngaro Vilmos Olah, y la Sinfonía n. 1, en do menor, Op. 68, de Johannes Brahms. Ambas obras están relacionadas con el célebre músico Joseph Joachim (1831-1907), también de origen magyar. En 1844, a partir de una exitosa gira por Londres, Joachim ayudó a popularizar el concierto para violín de Beethoven, cuya novedosa sonoridad no había sido aún apreciada por el gusto del público desde su estreno en 1806; y dirigió la premier inglesa de la primera sinfonía de Brahms.
El domingo 16 fue todo Brahms. Fue interpretada su segunda sinfonía en re mayor, Op. 73, y el concierto para violín y orquesta, en re mayor, Op. 77, también ejecutado por Olah. La primera y la segunda sinfonías de Brahms vieron la luz en un tiempo cercano: noviembre de 1876, y diciembre de 1877. Su único concierto para violín se estrenó el 1 de enero de 1879, en Leipzig, bajo la dirección del compositor, y Joachim como solista.
Desde el 2010, la Orquesta Sinfónica Nacional no ha podido ensayar ni dar conciertos regulares en el Teatro Amadeo Roldán (antiguo Auditorium), a causa del progresivo deterioro del inmueble. Por eso, ha tenido que ensayar en diferentes teatros y cines de la capital, y reducir su frecuencia de trabajo. En este año, hizo una breve visita a Rusia.
Para este ciclo habanero, han sido invitados artistas de notable prestigio. Vilmos Olah ha ganado tres veces el concurso nacional húngaro Janos Koncz desde 1986, y varios premios internacionales desde 1991, entre ellos el 1er Premio de Pacem in Terris, de Bayreuth, un Premio Mozarteum, los concursos Adolph Grand Luc de Luxemburgo, el de Concierto en Santa Bárbara, y el de Cámara Weiner. Yoshikazu Fukumura –nacido en 1946– ha ejercido como director profesional desde 1968, y ha conducido varias orquestas de Japón, y agrupaciones sinfónicas y filarmónicas de China, Singapur, Corea, Filipinas, Viet Nam, Tailandia, y de una docena de países latinoamericanos. Ha dirigido desde óperas hasta conciertos de pop. En el 2011 recibió la Medalla Conmemorativa “Aniversario 50 de la Fundación de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba”.
El virtuosismo de Vilmos Olah despertó una viva admiración en el público cubano, el cual, con sus aplausos y ovación, motivó al solista a interpretar un encore tras su primer concierto, y dos encore en su segunda presentación. Los tremores de su cabeza, aun cuando la música no sonaba, parecían revelar que las notas le volaban por dentro, y le hacían resonar cada fibra de su pasión. Yoshikazu Fukumura, sudando en la guayabera blanca, gesticulaba a la orquesta como si quisiera que los trinos y crecendos de las cuerdas vibraran con el fuego del corazón.
Este ciclo de conciertos está siendo patrocinado por las embajadas de Hungría y Japón, la Filarmónica Nacional de Cuba, el Teatro Nacional de Cuba, y la Japan Foundation. En el próximo concierto (el 23 de septiembre) se ofrecerán tres obras de Joaquín Rodrigo –entre ellas el famoso Concierto de Aranjuez–, y un Tango Suite para dúo de guitarras de Astor Piazzolla.
Pero antes, el viernes 21 a las 6 de la tarde, habrá un concierto especial, con entrada libre, en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, donde tocarán los guitarristas japoneses Kiyoshi Shomura, Shin-Ichi Fukuda, Daisuke Suzuki y Yasuji Ohagi.
Los dos últimos conciertos de la temporada (el 30 de septiembre y el 7 de octubre) tendrán por invitado al violonchelista japonés Ray Wang, que en su presentación final estará acompañado por la Orquesta Sinfónica Juvenil Amadeo Roldán.
Para los próximos conciertos, sería adecuado que los organizadores imprimieran más hojas de programa (al menos tantas como asientos haya en la sala), para que así los últimos en llegar al teatro puedan conocer la información del evento.