LA HABANA, Cuba, julio, 173.203.82.38 -En la sección “Al Derecho”, transmitida el martes 3 de junio, por la tele-revista matutina Buenos Días, un joven ingeniero de la provincia Granma desataba el tira y encoge entre el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), y el Órgano de Justicia Laboral. Sin embargo, a los televidente perspicaces no les pasó por alto que el hecho bien podía ser un montaje propagandístico, otro más, a favor de la hija del presidente.
El ingeniero Osvaldo Gómez, a quien su organismo le asignó un ordenador portátil, fue sometido a una auditoría informática. En el espacio reglamentado para archivos personales, se le detectó una carpeta con la mundialmente conocida serie documental: La Guía Sexual del Siglo XXI.
La Comisión Disciplinaria se reunió y determinó la separación definitiva de su puesto laboral, argumentando que: “Si bien no se trata de pornografía, su contenido va en contra de los principios éticos y valores morales de la sociedad cubana”.
De momento, Osvaldo quedaba a la espera de una vista pública por parte del Órgano de Justicia Laboral de base.
Uno de los invitados al programa, Juan Alarcón Cárdenas, máster en Ciencias Sociales y especialista en Derecho Laboral, sugirió que Osvaldo hiciera la demanda a la Dirección Municipal del Trabajo o a la Fiscalía, en cualquier nivel.
Desde el CENESEX, el doctor Pedro Pablo Valle Ortiz, especialista en Medicina General Integral y máster en sexología, argumentaba lo que sabe hasta el gato en todo el mundo: La Guía Sexual del Siglo XXI es un material educativo que trata muchísimos temas relacionados con la sexualidad, desde una posición de educación y de información y guía, con fundamentos científicos.
Los documentales de La Guía Sexual del Siglo XXI hacen énfasis en el comportamiento sexual ante las enfermedades de transmisión sexual, el intercambio de parejas, el juego sexual u otras conductas eróticas, propias de la sociedad moderna.
Es un disparate de lesa ignorancia sostener que se trata de un material nocivo a la moral. Así que la supuesta violación de Osvaldo Gómez (sancionada con el decreto ley 176, infracciones generales en el ámbito laboral), no podría ser vista más que como una advertencia para quienes bajan información “comprometida” a través de instituciones gubernamentales con acceso a la red de redes.
Y en ese caso, la participación del CENESEX no sólo resultaba innecesaria, sino ridícula, por injustificada. Como no sea que formase parte de un nuevo plan propagandístico para presentar a esa entidad, dirigida por la hija del presidente, como una defensora de ciertos derechos que están más claros para cualquiera que el color del caballo blanco de Maceo.
Osvaldo Gómez consiguió la audiencia pública ante el Órgano de Justicia Laboral de base, no sin antes pasar por la Fiscalía Municipal. Ante leguleyos y compañeros de trabajo, dijo: “Si no era pornografía ni contrarrevolución, y en el propio reglamento de Seguridad informática del Ministerio se puede tener hasta 4 gigabyte de video, y yo sólo tenía 2.24, ¿por qué me habrían de sancionar?”
Final feliz. Sin novedad en el frente. El CENESEX puso su benefactora sapiencia al servicio del desamparado. ¡Viva Mariela!