PUERTO PADRE, Cuba, abril, 173.203.82.38 – El noticiero estela r de la televisión cubana dio a conocer el pasado día 10 una versión de lo ocurrido en Miami luego de que el mánager de los Miami Marlins, Ozzie Guillén, confesara a la revista Time: “I love Fidel Castro”.
Un artículo publicado al día siguiente por Juventud Rebelde, diario fundado por el Dr. Castro Ruz en 1965, se describe la respuesta dada al señor Guillén por cubanos asentados en el sur de la Florida como “Fascismo en Miami”.
Una semana antes, el presidente colombiano Juan Manuel Santos anfitrión de la recién concluida Cumbre de las Américas, empleó el vocablo “hipocresía” al referirse a la política del gobierno de Estados Unidos respecto al régimen instalado en Cuba hace 53 años.
Según define mi Pequeño Larousse Ilustrado en su página 461:
“Fascismo: Régimen vigente en Italia de 1922 a 1945, basado en la dictadura de un partido único, la exaltación nacionalista y el cooperativismo. Por extensión, doctrina que pretende la sustitución de un régimen democrático por uno autoritario”.
El mismo diccionario especifica en la página 543:
“Hipocresía: Vicio que consiste en la afectación de una virtud, cualidad o sentimiento que no tiene uno”.
Ajustado a la semántica, pero más que por la significación de las palabras que por el valor moral de la respuesta, cabe preguntarse: ¿Dónde el fascismo, quiénes los hipócritas?
Aunque archiconocido resulta, es útil recordarle a los olvidadizos: Desde el 1ro. de enero de 1959 en Cuba hay un régimen totalitario, de partido único, donde 26 de los 30 artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos son violados total o parcialmente.
Por sorprendente que parezca, hasta el cooperativismo característico de una sociedad fascista mantiene un estatus sui géneris en Cuba. Las cooperativas son meras empresas dirigidas a nivel central por funcionarios del régimen.
Según una nota publicada en la prensa oficial el pasado 10 de abril, solo a partir del 1ro. de agosto los directivos y juntas de administración de las cooperativas agrícolas tendrán facultades como tal, sin ser dirigidos por instancias superiores, reconociéndoles así su personalidad jurídica.
Han debido transcurrir 53 años para que por fin estos agricultores puedan hacer en las tierras que trabajan lo que entiendan conveniente, a pesar de haberse promulgado en Cuba una ley de Reforma Agraria desde el 17 de mayo de 1959. Especificamos que son las “tierras que trabajan” estos campesinos, porque en realidad no son suyas, y con ellas cualquier cosa puede suceder en el futuro.
Este es solo un ejemplo de lo que le acontece a toda una nación cautiva, esclavizada por un autoritarismo disfrazado con el manto de la soberanía, que ahora intenta regresar al país al cauce de los derechos universales, específicamente contenidos en la Constitución de 1940 y vigentes hasta el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952.
En Cuba todo acto cívico está prohibido. Acusaciones de mercenarismo, el acoso y la cárcel aguardan a los que se atrevan a ejercitarlo. Y cuando los que saltan al debate sobre los derechos del mundo civilizado son cubanos residentes en el extranjero, no faltan los alabarderos del régimen totalitario que los llamen “fascistas”, “mafiosos” o “lobos feroces”.
Según Moreno Fraginals, la cifra récord de esclavos africanos introducidos en Cuba se alcanzó en 1859 y fue de 30,473. Pues bien, un siglo después, a partir de 1959 y hasta pasada la primera mitad de la década de los años 60, sólo por motivos políticos había en Cuba presos equivalentes al 50 por ciento del mayor índice de esclavitud en Cuba.
Quince mil presos políticos llegaron a tener las cárceles cubanas, según el mismo Dr. Castro Ruz dijera al periodista Ignacio Ramonet. Castro no los llama “presos políticos”, sino “contrarrevolucionarios”.
Cientos de cubanos han perdido la vida tratando de restaurar los derechos universales en su patria. Miles han sido encarcelados. Millones han huido de su tierra y otros tantos son perseguidos y acosados por intentar retrotraer al país al orden constitucional vigente hasta el 9 de marzo de 1952.
A quienes a cambio de mecenazgo tachan esa etapa de nuestra historia como “seudorrepública”, a quienes pretenden sustituir las voces de la democracia con los coros marxistas, sirvan estas palabras escritas en un documento titulado “La historia me absolverá”, pronunciadas por Fidel Castro el 16 de octubre de 1953 en Santiago de Cuba durante su autodefensa por el asalto al Cuartel Moncada.
“Os voy a referir una historia. Había una vez una república. Tenía su Constitución, sus leyes, sus libertades; Presidente, Congreso, tribunales; todo el mundo podría reunirse, asociarse, hablar y escribir con entera libertad. El gobierno no satisfacía al pueblo, pero el pueblo podía cambiarlo y ya sólo faltaban unos días para hacerlo. Existía una opinión pública respetada y acatada y todos los problemas de interés colectivo eran discutidos libremente. Había partidos políticos, horas doctrinales de radio, programas polémicos de televisión, actos públicos…”.
¿Acaso cuando Ozzie Guillén dijo “I love Fidel Castro” se refería a quien al enunciar “Os voy a referir una historia” hizo el retrato de la República de Cuba que fue, y por la que dijo luchar para que volviera a serlo? ¿O, acaso cuando hablan de “fascismo” y de “hipocresía” se refieren a quien terminó prohibiendo todo lo que había elogiado en “Había una vez una república”?
Por favor, ustedes que conocen mejor a Ozzie Guillén que yo, díganme: ¿A quién se refería cuando dijo “I love Fidel Castro”?