LA HABANA, Cuba, marzo (173.203.82.38) – El teólogo brasileño Frei Betto no pierde la costumbre de defender al sistema comunista cubano. Lo mismo en sus recurrentes visitas a la isla, que en sus artículos que aparecen en las publicaciones de izquierda del continente, Betto se esfuerza en destacar las supuestas bondades de un régimen al que desde hace ya tiempo le escasean los apologistas.
En esta ocasión se presentó en la ciudad de Santa Clara para un nuevo lanzamiento del libro Fidel y la religión, larga entrevista realizada en 1985, y que los organizadores de la pasada Feria del Libro pretendieron convertir en una de las grandes “novedades” del evento.
Siempre se ha dicho que ese texto marcó un viraje en el tratamiento a los creyentes por parte de las autoridades cubanas, pues Fidel Castro reconoció por primera vez la discriminación a que fueron sometidos los religiosos. Sin embargo, una lectura más detenida del libro pudiera poner en duda la tesis del supuesto inicio del viraje con la publicación de esta entrevista.
En 1985 florecía en América Latina la denominada Teología de la Liberación, que aspiraba a una alianza estratégica entre creyentes y marxistas; y por otra parte, el gobierno sandinista de Nicaragua había negado la declaración de Marx de que la religión era el opio de los pueblos. Entonces todo indicaba que estaban creadas las condiciones para que Cuba adoptase de inmediato las modificaciones legales que permitieran a los creyentes castristas ingresar en el Partido Comunista.
No obstante, cuando Betto le preguntó a Castro si esas reformas en la Constitución y el Partido se iban a poner en práctica de inmediato, el gobernante se limitó a responder: “Te digo francamente que aún no están dadas en nuestro país las condiciones para eso”. Claro, todavía existía la Unión Soviética, con sus subvenciones, y su concepción del ateísmo científico era la que guiaba la política hacia los creyentes. En ese contexto, la mayoría de los vasallos de Moscú se cuidaban de no contrariar las indicaciones emanadas del Kremlin.
El viraje en materia de fe ocurrió en Cuba, no debido a las revelaciones de Fidel Castro en el referido libro, sino como resultado de la desaparición de la Unión Soviética en 1991. Sólo así, un año después, se refrendó en la Constitución el carácter laico del Estado cubano, y el Partido modificó sus estatutos para aceptar en sus filas a los creyentes adeptos al gobierno.
Por supuesto, resulta poco probable que Betto hiciese esa observación a sus nuevos lectores de Santa Clara.